Mari Fe Arana es hostelera de nacimiento, lleva el oficio en la “sangre” y las últimas cuatro décadas se las ha pasado detrás de la barra. “Me metí y ya no salí. Me encanta hablar con la gente, me gusta el trato con el público y que el comensal se sienta a gusto, cómodo y bien atendido”, asegura Mari Fe.

Con 16 años comenzó en el negocio familiar –el bar Arana de la Rochapea que regentaban su padre Ignacio, su madre Carmen Orzaiz y su hermano Iñaki–, trabajó en multitud de locales de Pamplona, Gorriti y Lekumberri y desde 2020 gestionó el bar del Nuevo Casino Principal, ubicado en la Plaza del Castillo.

A finales de enero le propusieron un nuevo “reto”, lo aceptó sin dudarlo y, después de tres meses de preparativos, hoy comienza su “última” aventura –pretende jubilarse tras este last dance– en un lugar muy especial de la ciudad: la calle Amaya, 18.

Sí. El Cali, que bajó la persiana el 31 de octubre de 2024 tras 72 años de trayectoria, regresa este jueves al II Ensanche. “Somos conscientes de que tenemos entre manos una gran responsabilidad porque es un bar de toda la vida con mucho recorrido, nombre e historia. Siento mucha más presión que cuando montas un bar de cero, pero daremos la talla. Que nadie lo dude”, defiende. 

Mari Fe y el resto del equipo se enfrentan a un gran rival: cumplir con las altas expectativas de los vecinos, que estaban deseando recuperar cuanto antes uno de los establecimientos hosteleros más emblemáticos del barrio. “Cuando nos veían entrar y salir del local nos preguntaban si ya habíamos terminado la obra o cuándo lo íbamos a inaugurar. Nos ha costado, pero ya estamos aquí”, anuncia.

El Cali, para conquistar de nuevo a los paladares de la clientela, apuesta por lo seguro: cocina tradicional, platos típicos de la tierra y un ligero toque de modernidad.

En la carta, sobresalen los callos, el ajoarriero con huevo poché, las manos de ministro con salsa verde, carrilleras, chipirones a la plancha con gel de espinaca y crujiente de yuca, ensaladas, txistorra de Tafalla...

Y de postre, recomiendan la tarta de queso, la especialidad de la casa. Además, desde las ocho de la mañana la barra estará repleta de pinchos y fritos caseros: pimiento, jamón, jamón y queso, tigre o langostino. 

Otra de las armas secretas será el servicio: cercano, personalizado y agradable. “Queremos que se queden satisfechos, que comenten lo bien que comieron y les trataron y que deseen repetir”, indica.

Para cumplir con este objetivo cuenta con una plantilla de seis empleados –Leo, Ave, Aron, Estefanía, Muna y Amaia– y la mayoría estaban con ella en la etapa del Nuevo Casino Principal. “Son unos grandes profesionales que le ponen muchas ganas”, elogia.

“Trabajas muy a gusto porque sabe gestionar los equipos y transmitir sus conocimientos”, halaga Amaia, que conoció a Mari Fe en 2010. 

Actividades y Sanfermines

Mari Fe quiere recuperar el espíritu que ha caracterizado a El Cali desde sus inicios: ser mucho más que un bar, convertirse en un punto de encuentro de los vecinos y crear sinergias con el resto de establecimientos hosteleros del Ensanche. “Queremos ser un lugar referente donde la gente se reúna, socialice y se lo pase bien. Nos gustaría retomar las actividades”, explica.

Como se recordará, una gran cuadrilla de amigos que habían estudiado juntos en Escolapios fundaron una asociación cultural, el Cali se convirtió en su centro de operaciones y organizaban campeonatos de mus, capeas, cabalgata de reyes, carreras de ciclo...

El establecimiento llegó a contar con su propio equipo de fútbol –el Club Deportivo Cali, que compitió en el Trofeo Boscos – y una charanga, Los Jubilosos, que tocaban en un centro de personas con discapacidad de Elcano, en la Misericordia y en la residencia Hermanitas de los Pobres. 

El Cali también saltó a la fama por contar con su propia agenda festiva sanferminera. Chupinazo el día 6 a las 13.00 horas, torico de fuego, kalejira de los kilikis del Casco Viejo o música de Los Jubilosos, que interpretaban el pasacalles del bar que compuso el maestro Turrillas: Ya vienen cantando los chicos del Cali/los más jaraneros, juerguistas y alegres/ los que por las fiestas de la vieja Iruña para divertirse no tienen rival.

Mari Fe se esforzará para que los Sanfermines de El Cali vuelvan a ser únicos y ya ha colocado en un cuadro la partitura del himno, aunque este año aún no habrá programación especial. “Acabamos de aterrizar y necesitamos tiempo para aclimatarnos. Ya la liaremos en el futuro”, avisa.