madrid. La viuda del concejal del PP en Zarautz José Ignacio Iruretagoyena, asesinado el 9 de enero de 1998 después de que ETA colocara un artefacto explosivo en su vehículo, declaró ayer en la Audiencia Nacional que uno de sus hijos, que tiene ahora 12 años, "no sabe cómo murió su padre" y el otro, de 16, "se ha enterado este año".

Así lo aseguró María José Imaz durante el juicio que la Sección Segunda de la Sala de lo Penal celebró contra el ex jefe militar de ETA Javier García Gaztelu, Txapote, e Irantzu Gallastegi Sudupe, Amaia, que se enfrentan a sendas peticiones de 61 años de cárcel por su participación en estos hechos.

"Se lo he ido tapando un poquito para que no sufrieran. Al mayor no se lo he podido decir hasta este año porque yo no estaba bien. El pequeño, de 12 años, todavía no lo sabe", contó la viuda a los miembros del tribunal. Les explicó que desde el asesinato de su marido ha pasado ocho veces por el quirófano y que hace tres años le detectaron un cáncer de mama que los oncólogos relacionan con el sufrimiento que ha padecido desde entonces.

Durante su relato, que fue seguido con indiferencia por Txapote y ni siquiera fue escuchado por Gallastegi porque fue expulsada de la sala de vistas por abrazar y dar dos besos al también etarra Gregorio Escudero, Imaz relató que tras el asesinato de su marido recibió "llamadas inhumanas" en su contestador, como una en la que alguien le dejó un mensaje que decía: "José Ignacio, cabrón, por fin fuiste al paredón".

En un momento del juicio, que quedó visto para sentencia, Txapote se levantó de su asiento y llamó "chivata" a una de las agentes de Información del Cuerpo Nacional de Policía que acababa de declarar, mientras se asomaba por el ventanuco de la sala blindada en la que se encontraba. Los acusados se negaron a declarar alegando que la Audiencia Nacional "no tiene legitimidad para juzgarles".