pamplona - Mikel Lejarza, más conocido como Lobo, se dejó ver ayer por primera vez en un acto público una vez transcurridos 40 años en la clandestinidad por su condición de infiltrado en ETA en los últimos años de la dictadura franquista. Su aparición, con gafas de sol y rodeado de escoltas, se produjo en el acto de entrega de medallas que otorga anualmente la organización Dignidad y Justicia (DyJ). “Siento decir a los políticos que no veo ganas de acabar con el terrorismo”, sentenció en el evento momentos antes de fundirse en un abrazo con Daniel Portero, presidente de la entidad. Lejarza pronosticó que ETA “espera un Gobierno afín para entregar las armas”. - Efe