Navarra ha dejado de ingresar 203 millones de euros en los últimos siete ejercicios por deudas que o bien han prescrito o bien son “incobrables”.

Es lo que reconoce el Departamento de Economía y Hacienda, que en respuesta a una pregunta formulada por el grupo parlamentario de EH Bildu detalla que entre 2016 y 2022 se han acumulado 153.735.233 euros en base a deudas que han prescrito. Por los motivos que sea, porque cada caso es un mundo, hay 58.226 expedientes cuyo plazo de cuatro años ha expirado y ese dinero no engrosará nunca las arcas forales.

A esos 153 millones hay que sumar otros 49 que provienen de otro tipo de deuda: la que Hacienda denomina “incobrable”. La han generado 200 particulares y empresas y puede no estar prescrita, pero se da por perdida porque son insolventes que jamás pagarán.

Importe de la deuda desglosada por años en Navarra. Maitane Bernabeu

Por suerte, parece que va a menos. Los últimos ejercicios ofrecen mejores datos que 2016, cuando todavía se arrastraban expedientes de la anterior crisis económica. Pero sigue existiendo. Para limitar su impacto, la Hacienda Foral trabaja desde 2019 en una herramienta para mejorar la recuperación de este tipo de deudas, que suele ser muy difícil cobrarlas y que si se rasca algo, es muy poco. La idea es poder empezar a emplearlo a principios del año que viene.

El 1,26% sobre los ingresos de 2016

Los datos de Hacienda permiten trazar un tipo de deuda prescrita. El 76,60% se da en particulares, 26.335 casos en total. El 23,40% restante lo completan 8.044 sociedades y empresas reconocidas como personas jurídicas. También hay un desfase en cuanto a cantidad: solo 47 contribuyentes –particulares o empresas– tienen deuda prescrita por más de medio millón de euros. Y 8.958 debían 500 euros o menos. 

En los últimos siete ejercicios, un total de 388 empresas vieron cómo su deuda terminaba extinguiéndose después de ir a concurso de acreedores y liquidar la actividad. Y las grandes cifras, que se reflejan en el gráfico, dejan a las claras que la deuda prescrita es cosa de la empresa: el IVA que dejaron a pagar –por muchos motivos– un montón de firmas que se fueron a pique.

Es, con diferencia, el capítulo más cuantioso. Le siguen los casi 40 millones de deudas no fiscales –las que no tienen que ver con impuestos, sino con tasas, contratos con la administración, etc...–; con 20, todo lo que tiene que ver con el IRPF de empresas, particulares y autónomos; y 17 millones en multas y expedientes sancionadores que han quedado en nada.

Con todo: ¿supone mucho dinero sobre lo que sí recauda Hacienda? Tampoco mucho. Pero es un pellizco nada desdeñable. Ahora que se debaten en el Parlamento las medidas fiscales y se discute si afectarán punto arriba punto abajo en la recaudación, está bien subrayar que en el ejercicio de 2016 las deudas prescritas supusieron un 1,26% sobre los ingresos tributarios de aquel año.

Poca broma. De todos modos, es un porcentaje que parece que va bajando, y desde 2020 ha pasado del 0,62% al 0,29% hasta el 0,31% del año pasado. Y también hay que decir que las cantidades que prescriben representan porcentajes bajos sobre el total de deuda que sí puede reclamar –y reclama– la Hacienda Foral.

De hecho, uno de los mecanismos que se utiliza para recuperar deuda es el siguiente: la Hacienda busca al deudor principal y también a los responsables asociados –pensemos en empresas–, en lo que se conoce como “derivación de responsabilidad tributaria”.

En los últimos siete ejercicios, el departamento trató de recuperar 64 millones por esta vía. Pero solo afloraron poco más de 7 millones, apenas un 11% sobre el total. Es muy poco dinero. La Hacienda indica que es un proceso técnica y jurídicamente complejo que hay que abordar caso a caso. Pero desde 2019 se desarrolla una herramienta específica para mejorar las cifras. Ahora está en pruebas y la idea es que pueda estar en funcionamiento a principios de 2024.