En 2024 Cristina Almeida cumplirá 80 años, y será el 60 aniversario de sus primeros pasos en política. Almeida fue abogada defensora en el Proceso 1001, tras la detención y encarcelamiento en 1972 de la cúpula de Comisiones Obreras, a la que se llevó a juicio en diciembre de 1973, en una vista oral cuyo inicio estaba previsto para el día 20, la jornada del asesinato de Carrero Blanco. En octubre Almeida recibió un reconocimiento de manos de Pedro Sánchez y de Félix Bolaños por su papel en ese juicio. “Fui detenida tres veces por el franquismo, lo considero parte del oficio, y llevada a los tribunales, pero nunca a la cárcel ni me torturaron, porque las abogadas teníamos un cierto salvoconducto”. La que acabaría siendo una conocida política hoy siente “el honor de haber defendido a tanta gente víctima del franquismo, de tortura, detención y cárceles”.

Almeida cuenta que tuvo su primer contacto con el PCE estando en la universidad, lo que configuraría su rumbo profesional y vital. “Me metí porque me tocó el asesinato de Julián Grimau, me impresionó la pena de muerte, y me llegó al alma. Estoy en contra de ella de una forma visceral. No se puede matar a nadie. Todo eso me influyó mucho para mi conciencia política”. 

Seis décadas después, todavía siente liberadora esa toma de conciencia, contrapuesta al odio.

El juicio del 1001

“Estábamos preparando un juicio que nos parecía muy potente. El gobierno franquista apostó por coger a toda la dirección de Comisiones Obreras e intentar cargarse el movimiento obrero. Para nosotros era un llamada de atención sobre la represión a la democracia, y por eso quisimos hacerlo en términos democráticos no solo sindicalistas. No era un juicio a Comisiones, sino de democracia, con detenidos de Comisiones”. 

El día del inicio de la vista oral se produjo el asesinato de Carrero Blanco. “ETA aprovechó el día, y cambió el sentido del juicio y sus apoyos”, afirma. El intento de lograr un eco interno y externo quedó eclipsado por el atentado. Las penas fueron muy duras. A Marcelino Camacho, por ejemplo, le cayeron 20 años. A Nicolás Sartorius, 19. Penas que fueron rebajadas a 6 y a 5 años respectivamente por el Tribunal Supremo en febrero de 1975.

Momento actual

Preguntada por la actualidad, Cristina Almeida habla de una “oposición fallida”, recuerda que no ha sumado lo suficiente, y reclama al PP que se aleje de Vox. 

Cree que Pedro Sánchez “es un tío de una presencia y de una capacidad de estar y de escuchar”, que, reconoce le tiene “un poco asombrada”. “Ha sabido ganarse otro concepto del PSOE”, destaca. La exabogada y expolítica ahonda en el rumbo del Partido Socialista. “El PSOE estaba más muerto que vivo y Pedro Sánchez lo revivió a través de la muerte que le dieron a él. Creo que ha sabido atraerse a gente que antes este partido no sabía atraérsela”. 

Sobre la amnistía

Dice tener una idea de la amnistía de “reconciliación”, y de “acción de la sociedad frente a la injusticia”. “La amnistía es reconocimiento de la lucha, por lo menos para mí”.

Para Almeida, Sánchez "ha logrado crear una ilusión en el país, también una discrepancia, por ejemplo sobre la propia amnistía”, pero la controversia le “parece efímera” ante “una solución política”. “Solo pienso que ahora en Catalunya tuvieran que celebrarse 400 juicios que hay pendientes contra el director del colegio que abrió para votar, el de la señora que llevó la urna...” 

Dice que ella reclamaba este paso. "Puede que dudara que el PSOE lo hiciera, pero era absolutamente partidaria, pues resuelve problemas políticos. Para mí traer a Puigdemont es traer también la reconciliación, y detrás de él hay mucha gente”.

Así que Almeida piensa que la futura ley “compensa la tranquilidad de mucha gente, también de policías. Pero cree que “no se ha explicado bien”. Ella la ejemplifica en el propio 1001, cuyas penas seguían en vigor hasta que los acusados fueron amnistiados. 

En cuanto a Yolanda Díaz, líder de Sumar, dice participar mucho de su “espíritu”, y considera a esta coalición una ampliación del espacio de Pedro Sánchez”.