Queda poco más de un mes para el congreso de UPN y las familias políticas regionalistas empiezan a coger posiciones para el sprint final. Y en esa carrera, la que de momento saca un cuerpo a todos los demás es Cristina Ibarrola, la única que ha hecho pública su intención de liderar la formación. Por su parte, al alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, le ofrecería ser el próximo candidato al Parlamento de Navarra con la condición de que no le dispute el liderazgo interno del partido.

De hecho, el reparto de poder entre ambos está allanando el camino de la exalcaldesa de Pamplona, que encarrila el mes de marzo –clave para la redacción de los documentos que aprobará el congreso del 28 de abril– como favorita para relevar a Javier Esparza. En parte, gracias a que en este último mes ha intentado minimizar las posibilidades de cualquier otro competidor a base de trabajo en la sombra.

Los contactos más importantes de Ibarrola han sido con el propio Toquero. A aquella noche de San Blas –en la que Ibarrola telefoneó a Toquero pasadas las once para decirle que iba a salir con una oferta pública para él en su candidatura– le siguieron unos días frenéticos. Toquero aprovechó la anticipación de Ibarrola para intentar retratarla y criticó que no era momento de personalismos. Ni mucho menos aceptó la oferta para la vicepresidencia. Pero los días han pasado y en las últimas semanas ha habido contactos entre ambos para volver a explorar la candidatura conjunta, o al menos una candidatura pactada. 

Toquero, sin apoyos suficientes 

Ibarrola ya controla a las principales familias regionalistas –a las élites pamplonesas de los Elizalde, Caballero, Sánchez de Muniáin...–. También tiene claro que, en caso de que gane, su portavoz parlamentario seguirá siendo Javier Esparza. La exalcaldesa luce una baza: que Toquero no tiene los apoyos suficientes. Hay personas que le han hecho los números agrupación por agrupación y al ribero no le da para hacerse con el partido en solitario. Aceptar la oferta de Ibarrola es una buena posibilidad para escalar, para ganar protagonismo. La exalcaldesa, además, ya ha dicho que su aspiración es volver a presentarse en Pamplona. El candidato al Parlamento, el trampolín presidenciable, está libre. Eso sí, Ibarrola ha dejado claro que su oferta tiene contraprestaciones: el alcalde de Tudela no puede aspirar a ser vicepresidente de UPN y permanecer en la sombra toda la legislatura, a refugio en su mayoría absoluta en Tudela y sin pisar charcos en el barro político navarro. Si Toquero acepta, es para asumir mucha más visibilidad de la que tiene hoy.

Toquero cuenta con un equipo que le ayuda –Jesús Nieva o José Antonio Rapún– a buscar apoyos. No está siendo fácil. Falta un buen enlace en Pamplona o alguien de peso político en la Comarca de Pamplona. Solo con lo de la Ribera no da. Lo sabe y por eso ha habido contactos con Ibarrola. Otra posibilidad está a medio camino: un pacto de no agresión. No ser vicepresidente, pero garantizarse un puesto de salida en la lista para el Parlamento de Navarra en 2027. A cambio, no dar guerra. Y en cuatro años Dios dirá.

Así están las cosas, también después de que la parlamentaria María Jesús Valdemoros publicara una carta en la que se alejaba de Ibarrola y criticara los egos dentro del partido. Fue un fogonazo, un chispazo que no tuvo seguimiento en las filas regionalistas. A muchos sectores no les gustó el tono de la carta y la convivencia en el grupo parlamentario no ha sido cómoda para la propia Valdemoros. En un mes quedará cerrado el plazo de presentación de candidaturas y el futuro de UPN mucho más claro.