Xavier Mas de Xaxás (Barcelona, 1964) dio el martes una conferencia en la Biblioteca de Navarra en un momento donde la actualidad internacional ha vuelto al primerísimo plano. Mas de Xaxás es un hombre versado y perceptivo. Licenciado en Ciencias de la Información y en Historia Contemporánea, su carrera profesional se inició con la cobertura de la caída del Muro de Berlín. En su periplo internacional fue corresponsal en Estados Unidos de 1996 hasta 2002. Toda su carrera la viene desarrollando en La Vanguardia. Autor de varios ensayos, su último libro es El árbol del mundo, editado en 2022 por Libros de Vanguardia.
Su conferencia en Pamplona ha coincidido con acontecimientos de gran impacto en la escena internacional, también en Oriente Medio.
–Trump llega a la presidencia habiendo conseguido lo que Biden no consiguió. Netanyahu ha aceptado ahora el plan que propuso Biden en mayo, para hacerle un favor a Trump. Yo creo que es un regalo envenenado, porque no se están poniendo los fundamentos para una estabilidad a medio o largo plazo. Lo que hemos conseguido es un paréntesis en la matanza, que muchas personas consideran un genocidio, y ha de servir para liberar a los rehenes que están desde hace un año y medio en poder de Hamás, y a los palestinos para reconstruir Gaza con ayuda internacional.
Una tarea ingente.
–En Gaza hay 2,3 millones de personas totalmente en ruinas. Desde la Segunda Guerra Mundial en Alemania, nunca habían caído en ningún lugar del mundo más bombas que las que han caído ahora en Gaza. Esto nos da una idea de a lo que nos enfrentamos, de la tragedia que está sufriendo el pueblo palestino.
Entonces...
–Un día sin armas y sin muertos es un día ganado. Y sobre esta pequeñísima estabilidad, el diálogo es lo más importante. Algo que, sinceramente, mientras Netanyahu siga al frente del Gobierno israelí veo muy difícil.
Qué horror, qué triste, qué absurdo todo.
–Totalmente, Netanyahu rechazó en mayo el plan aprobado ahora. En estos meses ¿cuántas personas han muerto y por qué? Hablo de las mujeres, los niños, los ancianos, los adultos que no tenían nada que ver con Hamás. Es el grueso de los muertos, muchísimo más de la mitad, que al mismo tiempo eran rehenes de Hamás. Israel los ha matado. Es muy difícil llegar al diálogo, porque los muertos pesan mucho.
Eso lo saben quienes matan. Hamás el 7-O y el Gobierno de Netanyahu.
–Creo que nosotros no veremos el final de este conflicto. Quizás nuestros hijos tampoco. A Netanyahu le ha interesado crear muchas víctimas civiles para perpetuar el conflicto, para prolongarlo, porque es lo que le mantiene en el poder. Él llega a la masacre del 7 de octubre en una situación complicadísima, acusado de corrupción, con un proceso en marcha.
“Netanyahu ha aceptado ahora el plan que propuso Biden en mayo para hacerle un favor a Trump. Yo creo que es un regalo envenenado”
Se puede estirar una huida hacia delante, pero un día te pilla.
–Isaac Rabin, asesinado después de haber firmado los Acuerdos de Oslo con Yasser Arafat, decía que con los palestinos se podían poner de acuerdo en todo menos en una cosa: quién es la víctima. Esta es la grandísima pregunta en cualquier conflicto. Si soy yo tengo todo el derecho a rebelarme contra la persona o las instituciones que me están machacando, y esto en Israel o Palestina no se ha resuelto. Has de sacar este victimismo de la ecuación para poder llegar a un entendimiento.
¿Los dos Estados?
–Es la solución racional, pero en un conflicto la razón es lo segundo, lo primero es la emoción y el dolor que condiciona decisiones. Ojalá la presión internacional, de EEUU y la UE, a los dos bandos, sea tan fuerte como para convencerlos de negociar con la máxima frialdad posible, renunciar a la venganza y llegar a un punto medio que permita convivir.
Biden y Harris han dejado en mal lugar a los demócratas, a la espera de lo que haga ahora Trump.
–Totalmente de acuerdo. Lo justo habría sido haber presionado a Israel frenando el envío de armas, la financiación de la guerra, y por un alto el fuego. Cuando no lo haces porque temes perder el votante judío, por ejemplo, por un cálculo electoral, traicionando a tus propios principios... la gente no es tonta. El elector sabe que no estás haciendo el trabajo ni utilizando el poder que tienes para imponer una tregua que salve vidas. Tu votante se siente totalmente traicionado, estás dándole una carta blanca a Netanyahu para que mate, asesine, a palestinos inocentes... ¿Para ganar Michigan e Illinois y así conseguir la presidencia? Creo que hoy día estas transacciones son nefastas para quien está en el poder.
¿Y la UE?
–Mal, podría haber sido muchísimo más enérgica. La presidenta de la Comisión, Von der Leyen le hizo la cama a Borrell. En Alemania hay un sentimiento de culpa eterna por lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. Von der Leyen considera que siempre tiene que apoyar a Israel, haga lo que haga, en las condiciones que sean, y esto ha sido un gravísimo error y es una grandísima contradicción dentro de la UE. Pero debemos valorar a la Unión por lo que es, Europa como idea de un gran continente, uniéndose a través de las fronteras, las culturas y las lenguas por un bien común y un objetivo compartido. Creo que esto es único en el mundo, un grandísimo tesoro, y a veces quizás no valoramos lo que tenemos cerca. Creo que somos un ejemplo a seguir. Soy un grandísimo europeísta.
“Desde la Segunda Guerra Mundial en Alemania nunca habían caído en ningún lugar del mundo más bombas que las caídas ahora en Gaza”
El lunes Elon Musk hizo un saludo muy comentado tras la toma de posesión. Blanco y en botella.
–Lo que vimos en Washington es el inicio de una nueva era. El orden internacional tal y como lo hemos conocido hasta ahora, con sus instituciones internacionales y su colaboración, se ha acabado.
Hay quien puede pensar que eso puede ser tremendista, que no llegará la sangre al río.
–No, la sangre ha llegado al río, es nuestra responsabilidad limpiarlo. Claro que podemos recuperar la democracia, pero hoy no está como estaba el domingo. Hemos visto como Elon Musk, el hombre más rico del mundo y principal asesor del hombre más poderoso del mundo, que es Trump, haciendo un saludo fascista. Esta alianza es peligrosísima para la democracia. Quieren cambiar la humanidad. Lo ha dicho Musk. Esta convivencia a la que hemos llegado después de todas las tragedias a las que hemos sobrevivido, ahora se cuestiona, porque vamos a vivir en un mundo de la ilusión, infantilizado por las redes sociales, que capturan nuestra atención y nos sacan del libre albedrío. Ya no hay un bien o un sentido común. Hay una imposición de una felicidad absurda que niega la realidad: el cambio climático, la necesidad de una transición ecológica, la desigualdad creciente entre ricos y pobres, la opresión en países emergentes que necesitan enviar a su población a las grandes economías para poder subsistir. Nuestras sociedades están envejeciendo y necesitamos mano de obra que mantenga el nivel productivo que tenemos. La negación de la realidad es peligrosísima.
“La sangre ha llegado al río, claro que podemos recuperar la democracia, pero hoy no está como hace una semana”
Estos días hay mucho desahogo, en parte en las redes. ¿Qué se puede y se debe hacer ante ese fascismo o neofascismo?
–Hablar, vernos, quedar, cara a cara, no virtualmente, no nos desahoguemos en una red social. Quedemos con nuestros vecinos, con personas que piensan diferente, busquemos foros con personas de ideologías diferentes pero con una idea del progreso unida en un bien común. Nadie tiene la verdad absoluta, nadie sabe hacia dónde vamos a ir con toda la certeza. Estamos en la inseguridad permanente, renunciemos a nuestro egocentrismo, busquemos estos puntos en común que hay siempre.
Políticos y periodistas estamos sujetos a un clima de miedo y de sobreactuación.
–Periodistas y políticos somos víctimas de esta aceleración de la información. Cada día tenemos que gritar más y más veces para que se nos escuche, con lo cual subimos el tono retórico, y es un desastre. Pero si colocamos el peso del diálogo no en las redes, sino en los foros, que es lo que había antes...
“Vamos a vivir en un mundo de ilusión, infantilizado por las redes sociales, que capturan nuestra atención y nos sacan del libre albedrío”
Se nos dijo que las redes eran un ágora horizontal.
–Lo fueron durante un tiempo. En 2011 las primaveras árabes se hicieron con Facebook. Una herramienta de comunicación esencial para que la sociedad que se estaba levantando contra un dictadura totalmente opresiva en Túnez, a través de Facebook encontrara la manera de organizarse y protestar. Hoy, una década y media después estamos en un Facebook alienado con Trump. La herramienta tecnológica ha sido abducida por el poder autoritario. Ya no es una herramienta democrática al servicio de todo el mundo, sino de los algoritmos que manipulan la información.
Con el fascismo es muy difícil, por no decir imposible o altamente desaconsejable, intentar pactar.
–Totalmente. Hemos de recuperar el sentido común, y ver la realidad. ¿Quién no tiene miedo al futuro? Sobre todo en esta época, con una aceleración constante de acontecimientos que nunca habíamos visto. Una pandemia mundial nos encerró en casa, está la intranquilidad sobre qué va a pasar con nuestros hijos. ¿van a tener una vida como la que hemos tenido o esto se va al carajo? Este miedo que tenemos todos y que es natural solo se puede gestionar desde la convivencia, el respeto y la decencia. Si vamos a buscar el poder favoreciendo este miedo, escarbando en las heridas, vamos a crear una sociedad tan confrontada y dividida...
“El periodismo es un bien público, es la base de una sociedad mejor”
Dice Xavier Mas de Xaxás que “el gran valor del periodismo es dar la oportunidad a que la gente tome las decisiones por sí misma”, y apunta a la importancia de “aportar información útil” y “rigurosa”. Él, que ha estado en Irak, en Chechenia, el norte de África, Centroamérica, Estados Unidos... pero también ha cubierto información local, enfatiza el factor común que comparten el periodismo de lejanía y proximidad.
¿Qué le llevó a ser corresponsal y querer recorrer el mundo?
–Como cualquier periodista que quiere recorrer el barrio en el que vive y aprender de lo que sucede a su alrededor. Lo único que he hecho es ampliar un poquito el círculo de interés. ¿Por qué somos periodistas? Porque queremos explicar la realidad que nos rodea, y a partir de este contacto, desmontar ilusiones y construir una sociedad mejor. Creo firmemente que el periodismo es un bien público, es la base de una sociedad mejor, y la voz de todo el mundo. El periodismo de proximidad o de lejanía responde a esta voluntad de crear un mundo mejor. Los periodistas somos los peones, los obreros de esta arquitectura, con nuestro testimonio honrado y sincero. Nos podemos equivocar, claro que sí, pero podemos rectificar. Si me equivoco con buena intención, podré rectificar con buena intención y no perderé la confianza de mi lector. Si lo intento manipular, si le digo lo que no es cierto, no sobreviviré como periodista.
¿Qué ha pasado en África, de la que se habla menos? ¿Qué papel está jugando China?
–África es el gran continente del futuro, primero porque su población es la más joven del mundo. En África, vista desde Europa, hemos cometido dos errores muy importantes. Primero fue el colonialismo, un pecado capital. El segundo fue intentar imponerles una moral y unos valores desde el supremacismo europeo. En vez de acompañar hemos adoctrinado y explotado sus recursos naturales, lo seguimos haciendo. No se habla de África porque hemos perdido este acompañamiento. Hemos intentado conquistar, incluso después del colonialismo, dominar.
¿Qué cree que hay que hacer?
–Un reciclaje urgente con África, sobre todo porque Europa depende ella. Los inmigrantes africanos van a seguir viniendo, y vamos a tener una Europa mestiza sí o sí, y depende de los europeos, que esta población que viene aquí con toda la ilusión de poder tener una oportunidad para sus vidas se integre aportándonos todo lo bueno que tienen o puedan estar aquí una temporada y regresar para construir sus países de una manera más efectiva y próspera. Si no, estamos todos perdidos. Es un aprendizaje mutuo, de nosotros y de ellos. Pero creo que se habla menos de África porque hemos visto que nos hemos equivocado. China te construye un puerto, una carretera, un puente, un hospital... sí te pide a cambio una dependencia financiera. Pero no les dicen cómo tienen que vivir, esto es algo que el Sur global y emergente no acepta ya.
¿Qué más quiso contar en su charla en Pamplona?
–El conflicto de Oriente Medio es muy próximo, nos vemos muy identificados, porque las sociedades antiguas, como la española, la navarra, la catalana, creen que el pasado nos condiciona el futuro. No hay nada de lo que hayamos heredado que no podamos cambiar. El conflicto de Oriente Medio se eterniza porque los israelíes, por ejemplo, se consideran el pueblo elegido de Dios, que les dio la tierra prometida y tienen derecho a esta tierra, legitimada en la Biblia, en el Antiguo Testamento. Esta es una visión para mí tan errónea de la contemporaneidad del hombre del siglo XXI, hemos de ser capaces de construir un mundo mejor sin los lastres del pasado, que ha de ser lo suficientemente flexibles para adaptarnos a lo que viene, y creo que no lo somos lo suficiente.
Aboga por más flexibilidad, entonces.
Lo vemos en Israel, en Palestina, y desgraciadamente también en España muchas veces. El auge de la extrema derecha en Europa, no solo en España, obedece a esta falta de flexibilidad para adaptar el pasado al presente y al futuro.
Ha desarrollado toda su carrera en La Vanguardia.
–Un periódico da un servicio social muy importante a su comunidad en contacto con sus lectores. Con la jungla que representan las redes sociales y la desinformación existente, que no sabemos lo que está bien y mal, y nos están engañando por todos los lados, un periódico que tenga la confianza de sus lectores es un tesoro.