Carlos Guzmán (Pamplona, 1991) afrontó hace una semana la XII Asamblea de Izquierda Unida de Navarra con la tranquilidad de ser el único candidato en liza. Guzmán es coordinador de la formación desde 2021, cuando sustituyó a Marisa de Simón. Guzmán asume un contexto social “de gran incertidumbre para las familias trabajadoras de Navarra”, se felicita por el momento unitario que vive IUN y reconoce que los tiempos “apremian” para conformar un proyecto en el Estado de cara a unas futuras Generales.

Su apuesta es la de una IUN dentro de Contigo-Zurekin.

–En Navarra, Contigo-Zurekin es la mejor herramienta que tenemos las izquierdas federalistas para seguir siendo útiles al servicio de las familias trabajadoras. En Izquierda Unida esa es nuestra vocación, con alianzas con Batzarre desde 2011, y con nuevos compañeros y compañeras de viaje como Podemos, Alianza Verde, Verdes Equo, e independientes. En la unidad está el éxito de nuestro espacio.

En Podemos hay dudas al respecto, con la llegada de Neniques Roldán.

–Sí, es público y notorio, pero estamos intentando trasladarles desde la humildad que la mejor apuesta es reeditar la coalición.

Parece haber un plan de llevar a Podemos a la izquierda de IU.

–Que quizás responde más a una estrategia estatal que a una lectura de la realidad sociopolítica de Navarra. Tenemos que centrarnos en Navarra y pensar qué es lo mejor para las personas a las cuales nos debemos dirigir. Nosotros lo tenemos claro.

IU está en el Gobierno foral y en el de España, pero con incertidumbres y contradicciones. El momento es paradójico.

–Sí, pero muy interesante. Las contradicciones no nos asustan, son signo de que pintamos bastante en la actualidad política de este país y de esta comunidad.

“Las contradicciones no nos asustan, son signo de que pintamos bastante en la actualidad política de este país y de esta comunidad”

Era más cómoda la pureza de la oposición.

–Por supuesto, la oposición permanente te otorga una gran comodidad, pero no estamos en política para estar cómodos, sino para ser útiles. Ante las contradicciones hay dos posibilidades: que cunda el miedo, dar un paso atrás y volver a la oposición, o enfrentarse con valentía y la mayor coherencia posible e intentar ser útiles. Esto nos obliga a mucha pedagogía en nuestras bases, cómodas en esa pureza, pero es más lo que podemos conseguir de esos gobiernos en favor de esa mayoría social trabajadora que aspiramos a representar que desde la oposición y el mero el señalamiento de las contradicciones de otro.

En su día pactar con el PSOE era anatema. Parece que Podemos vuelve a esa posición.

–Hay que leer muy bien el momento…

Se acusa a Izquierda Unida de un desplazamiento ideológico.

–Yo considero que no, de ningún tipo. Estamos en un contexto mundial de auge de la reacción, a todos los niveles, lo estamos viendo día a día. Cómo los discursos de odio han permeabilizado al conjunto de la sociedad, en estos momentos defender la democracia está ante todo. El jueves un agitador ultra vino a Pamplona a intentar sembrar odio, y en cierta manera lo consiguió, tendremos que analizar por qué se produjo lo que se produjo.

Cinco heridos, un periodista agredido, los odios se retroalimentan…

–El odio genera caos, el caos fascismo y el fascismo espectáculos bochornosos como los del jueves. También desde la izquierda tenemos que ser inteligentes y no podemos caer en el juego perverso de estos personajes. Este señor intentó generar un espectáculo en Pamplona y en cierta medida lo consiguió. No es un periodista, busca generar ese odio para rentabilizar económicamente su proyecto personal y comunicativo, si se puede catalogar así. Y hay quien no es capaz de leer bien el momento y de analizar qué respuesta tenemos que dar a esos fenómenos.

“Un agitador ultra vino a Pamplona a intentar sembrar odio, y en cierta medida lo consiguió. No podemos caer en ese juego perverso”

Se catalogan como la izquierda transformadora. Imagino que el PSN o EH Bildu también se considerarán izquierda que transforma.

–Cada organización sabrá cómo se cataloga. En nuestro análisis vivimos una paradoja, tenemos un ciclo de cambio político institucional desde 2015 que sigue muy vivo, y es muy necesario para la mayoría social. Pero vislumbramos claros síntomas de agotamiento de la aritmética que conforma Ejecutivo actual. Tras seis años de liderazgo del Partido Socialista, ese impulso transformador que percibíamos en la calle y en los movimientos sociales se ha diluido.

¿Había que contar con el paso del tiempo?

–Pero también con ese impulso transformador de 2015. La hegemonía más conservadora del bloque progresista ha ganado peso en el Gobierno. Reclamamos impulso transformador, más si cabe cuando el jueves en el Parlamento vimos por primera vez en esta legislatura al PSN legislando con UPN en contra de sus socios de Gobierno, del presupuestario y del interés general de los pueblos de Navarra con esa moratoria a las plantas de biometano. EH Bildu, Geroa Bai y Contigo-Zurekin presentamos la propuesta de moratoria total y más amplia y garantista posible, y hubo una enmienda in voce firmada por UPN y el PSN para descafeinar totalmente esa moratoria y convertirla en una farsa. Estamos en un momento de gran nerviosismo cuando hay que tomar decisiones trascendentales, y nuevamente el Partido Socialista pareció volver a sus fueros conservadores con UPN, en favor de los intereses especulativos de determinadas empresas. Eso nos genera preocupación.

¿Y eso de acusar a Chivite de presidencialismo en su Asamblea?

–Es nuestro análisis. Un Gobierno de coalición debe poner en valor su riqueza política y organizativa. En estos momentos la hegemonía socialista genera una proyección en algunos momentos monolítica en un Gobierno que es poliédrico.

De esto también se habló en la primera legislatura de Chivite.

–Dos legislaturas consecutivas con un Gobierno similar, con la misma presidenta, han generado esa sensación de cierto presidencialismo. Y nosotros, que queremos más impulso, ambición y valentía, tenemos que denunciarlo.

“En Navarra dos legislaturas consecutivas con un Gobierno similar y la misma presidenta han generado sensación de cierto presidencialismo”

¿Ve algún cambio en María Chivite desde la sacudida del caso Cerdán?

–No solo en ella, sino que me atrevería a decir que en el conjunto del espacio progresista de Navarra vemos cierto nerviosismo y desorientación. En Contigo-Zurekin no hemos tolerado nunca la corrupción, no la vamos a tolerar y no la estamos tolerando…

Pero ahí están todos de acuerdo.

–Sí, y nuestra propuesta en junio fue la comisión de investigación. Queríamos que ni un solo navarro tuviese dudas de este Gobierno. Exigimos a nuestros socios y conseguimos que se crease esta comisión.

Y está puesta en marcha.

–El papel que tenemos que desempeñar el conjunto de fuerzas del Gobierno es explicar y hacer ver al conjunto de al sociedad navarra que frente a lo que algunos pretenden instrumentalizar y decir, este Gobierno es limpio, centrado en las necesidades de la mayoría social...

¿Y esa desorientación que reprochan les irrita?

–No nos irrita nada, llegamos a las instituciones irritados de casa y estamos centrados en lo importante. Ahora estamos negociando los próximos Presupuestos de Navarra y las próximas medidas fiscales.

En las cuentas ha habido acuerdo.

–Eso es. Estamos semanalmente reuniéndonos con decenas de colectivos y con sindicatos. Y nos trasladan la misma crítica: este Gobierno tiene que centrar bien el tiro, aumentar la ambición y valentía. Es una reflexión compartida. Los sindicatos de clase en el último Consejo Económico y Social, donde se les presentó el anteproyecto de Presupuestos, coinciden en buena medida con nuestras críticas. Hace falta ir más allá, y este Gobierno tiene que poner los pies en el suelo y enfocar mejor el foco que priorizar.

“Colectivos y sindicatos nos trasladan que el Gobierno de Navarra tiene que centrar bien el tiro, aumentar la ambición y valentía”

A la Asamblea en Pamplona vino Antonio Maíllo, al que usted califica de “facilitador”.

–Mi relación con Antonio es excepcional, la comunicación continua, porque está volcado en el trabajo interno de Izquierda Unida y del conjunto de nuestro espacio. Antonio ponía en valor el generoso trabajo que habíamos hecho en Izquierda-Ezkerra y después el conjunto de los socios en Contigo-Zurekin. En el último año y medio Antonio se ha recorrido de arriba a abajo nuestro país, no solo para conectar con nuestras bases, sino para mantener también una interlocución directa con el conjunto de agentes políticos de nuestro país. De hecho, el día previo a nuestra asamblea estuvo en Bilbao manteniendo una reunión formal con la dirección nacional de Euskal Herria Bildu, con Otegi y otros dirigentes de la organización. Lo que nos traslada Antonio y quizá más nos ilusiona, es que percibe un cambio de ánimo en la izquierda.

Tal vez la ilusión alcance a los cuadros, pero no llegue a la sociedad.

–En los cuadros por supuesto, pero al menos en las capas más cercanas estamos notándolo viendo que la alternativa que puede venir es catastrófica, no solo en el ámbito socioeconómico, sino en parámetros democráticos. Lo que puede ocurrir en este país si gobierna la derecha con la extrema derecha no nos lo queremos ni imaginar, y buena parte de la sociedad nos está exigiendo compromiso y altura de miras, y que el trabajo en el Gobierno de coalición del Estado o el de Navarra no lo podemos tirar por el desagüe.

Se habla de una confluencia entre Sumar y PSOE en algunas provincias para rascar escaños.

–No lo hemos llegado a analizar internamente, a mí personalmente me costaría ver una alianza así de manera generalizada. Para el Senado en algunas circunscripciones debió de haber hace años una coalición con el Partido Socialista, para intentar obtener un resultado satisfactorio. Mi percepción es que se trata más de un debate personal que de una propuesta real. Más si cabe en circunscripciones como la nuestra.

“Lo que puede ocurrir en este país si gobierna la derecha con la extrema derecha no nos lo queremos ni imaginar”

¿Cómo ve IU el futuro de Sumar?

–Es evidente que el proyecto necesita una reflexión; cómo algo que inicialmente despertó tanta ilusión ha llegado a este momento. Las encuestas son raquíticas. Es necesaria una reflexión de propuesta, de personas y métodos organizativos, porque ha habido organizaciones que han visto frustradas sus aspiraciones, como Podemos o parte de Compromís... El momento requiere de gran altura de miras, de inteligencia colectiva, término que siempre reclama Antonio Maíllo y un análisis muy certero para saber qué propuesta tenemos que presentar a la sociedad.

Usted habla de la existencia de una agenda reaccionaria. ¿A la izquierda le viene bien que suba Vox?

–Ese es un planteamiento cortoplacista que alguno en estos momentos están realizando. El ‘que viene la derecha con la extrema derecha’ ya no es garantía de éxito electoral. Para poder motivar, ilusionar y comprometer a la ciudadanía de izquierdas lo que hacen falta son políticas de izquierdas que le hagan ver que sus condiciones de vida van mejorando. Si no, generaremos desafección canalizada por la extrema derecha o la derecha. 

La extrema derecha esgrime que las políticas migratorias de izquierda son caldo de cultivo reaccionario. ¿Cómo ser coherentes y evitarlo? 

–Tenemos que trabajar con valentía y coherencia. Este fenómeno no es nuevo. En el siglo pasado los fascismos surgieron encontrando un chivo expiatorio. La extrema derecha de este país ha encontrado un caladero de voto en generar desafección en torno a la población migrante. Es así, esta estrategia no es nueva, es buscar el enfrentamiento entre el penúltimo y el último. Frente a ello nosotros tenemos que hablar a las familias trabajadora de tú a tú y desmontar con datos ese discurso falso.

A veces hay sacudidas que complican sobremanera esa pedagogía.

–Es evidente. Hay hechos anecdóticos, pero dramáticos a su vez, que no ayudan, pero quienes creemos en una democracia, en una sociedad multicultural, que todas las personas por el hecho de serlo tengamos la posibilidad de ganarnos la vida dignamente, debemos combatir ese odio. En el Estado español, en Navarra, sufren el odio las personas que llegan a este país en patera o en los bajos de un camión, pero hace décadas sufrían el rechazo los extremeños, los andaluces, nuestros padres y nuestras madres que venían a Navarra a ganarse la vida de manera digna. La coyuntura no era la misma, pero el fenómeno sí. La necesidad de desplazarse para poderse ganar la vida.

Usted nació en el 91. ¿Por qué entró en política?

–Estudiar la organización de la empresa privada me empezó a generar muchas contradicciones, y frente un sistema imperfecto e injusto me llevó a implicarme primero en el ámbito estudiantil, luego el social y de manera natural el paso político lo di hacia la Juventud Comunista y hacia Izquierda Unida. Entiendo que desde la política, desde la organización colectiva, es de donde se pueden cambiar las cosas que no nos gustan. 

“Por lo que estamos viendo en los Caídos esto no va a ser más que un parcheo y quizás alguien de otro signo pueda desmontarlo en un futuro”

Hace 10 años cabía pensar que el republicanismo podría erosionar a Felipe VI y más bien ha sucedido lo contrario. El republicanismo se desactiva desde el Gobierno...

–No, no lo creo, sí que en cierta medida se ha desactivado la movilización republicana porque la agenda del día a día nos ha marcado otras necesidades quizás más imperiosas. En este país el CIS sigue sin preguntarnos por la valoración de la jefatura del Estado y de la Casa Real. La gente joven ya no tiene la necesidad aparentemente de movilizarse por la propuesta republicana. La sensación que tengo o percibo es que considera la institución monárquica como anacrónica, que no forma parte ya ni de su imaginario. ¿Qué tenemos que hacer? Ligar todas nuestras propuestas políticas del día a día al programa de construcción de la tercera república. Resulta insoportable que en este país la jefatura del Estado esté en posesión patrimonial de una familia.

Antes de 2015 no recuerdo que IUN generase una gran presión para la demolición de los Caídos. Ahora que se va resignificar parece que toman el asunto por bandera.

–Yo me afilié a Izquierda Unida en 2009 o en 2010, pero al poco IUN ya había decidido que su propuesta para el monumento debía ser la eliminación. Las compañeras de Batzarre incluso de antes ya habían adoptado esa solución para este símbolo franquista. Cuando creamos I-E en 2011 ya implementamos la propuesta.

Pero sigue sin haber correlación de fuerzas para esa demolición.

–Efectivamente, pero el hecho diferencial es que el conjunto de las asociaciones memorialistas de Navarra, al calor del cambio de Gobierno municipal por vez primera se aglutinaron en una plataforma que dice que la única solución pertinente y deseable para las familias era la eliminación, tal y como mandataba la legislación hasta ese momento, que en Navarra se modificó ad hoc para poder permitir esa resignificación. Defendemos con más vehemencia lo que siempre habíamos defendido pero legitimados por un clamor popular asociativo. Por lo que estamos viendo esto no va a ser más que un parcheo y quizás quien venga detrás, de otro signo, pueda desmontar en un futuro, no sé en cuántos años si simplemente se le hacen unos cambios cosméticos.