Además de por su gastronomía, Navarra también es conocida por su espectacular paisaje, su rica cultura y su envidiable calidad de vida. Un territorio que cuenta con atractivos turísticos que combinan naturaleza, aventura y patrimonio cultural. El Parque Natural de las Bardenas Reales, la Selva de Irati, el Monasterio de Leyre o la Foz de Lumbier son algunos de ellos.
Entre ellos, hay uno que no deja de estar en boca de todos. Se trata de la Selva de Irati, uno de los hayedos-abetales "mejor conservados y el segundo en extensión del continente", tal y como así lo describen desde National Geographic. Pero Navarra tiene mucho más. Así lo ha querido hacer saber Javier Zori del Amo, director de Viajes National Geographic, en la publicación 'Más allá de Irati: los bosques más sorprendentes de Navarra'.
Los 6 bosques que han dejado sin palabras a National Geographic
Kintoa o quinto real
"Conocido también como Quinto Real, Monte Alduide o Aldudeko Mendia, es una gran manta vegetal que se hace fuerte en los valles de Erro y Baztán, aunque por la parte oriental se explaya hasta Luzaide-Valcarlos. Las hayas son las protagonistas absolutas, que se yerguen esbeltas y elegantes como en una gran asamblea élfica, dispuestas en ágoras naturales de cumbres y hondonadas". Así es como desde National Geographic describen a Kinto,
"Siempre, sea cual sea el momento, nos va a sorprender con un aura de misterio numinoso en los ecos telúricos de nuestra imaginación. Su corazón palpita en torno a los montes Adi e Iturrumburu, en cuyas faldas se halla el precioso hayedo de Odia, acompañado un poco más al sur, del no menos encantador hayedo de Sorogain. Y en lo más profundo de su insondable fronda, la fábrica de armas de Eugi, cuyas ruinas perennes surgen entre las sombras como fantasmas", añaden en la publicación.
Señorío de Bertiz
"Cerrado en su extremo sur por el Bidasoa junto al pueblo baztanés de Oronoz-Mugairi. Salvo pequeños retazos de pradera, sus más de 2.000ha están cubiertas por un tupido enjambre vegetal de carácter mixto y querencias atlánticas", describe Javier Zori del Amo en la publicación.
"Porque al inicio o al final de cualquier recorrido que elijamos hacer por el entono natural, envidiablemente conservado, nos espera la casona-palacio de los antiguos señores de Bertiz, rodeada de unos magníficos jardines imbuidos de romanticismo, donde recrearnos con infinidad de especies de plantas traídas de todos los puntos del globo", añade.
Bosque de Realengo
El Bosque de Realengo es un auténtico espectáculo difícil de superar. En la publicación se describe como: "Bosque de hayas, hayas sin lindes complementadas aquí y allá con mostajos, robles, castaños, tilos, abedules, avellanos… De Lizarrusti a Hirupagoeta, de Irumugarrieta a Ezelzietagaña, el arbolado no puede contenerse. Así, el millar de hectáreas de Bosque de Realengo se desborda y extiende sus tentáculos más allá del santuario de San Miguel, perdiéndose en los confines orientales de la sierra, o descendiendo sus laderas hacia el valle de la Sakana".
Urbasa
"El haya se adueña sin pudor ni conmiseración del terreno y forma un bosque magnífico, no solo por su extensión, casi 13.000 ha, sino también por su extraordinaria belleza salvaje y mística", señala el autor.
En este lugar "se bucea literalmente entre árboles y hojarasca. Únicamente salimos a la luz en pequeños rasos aislados o cuando la arboleda, convertida en legión, se frena ante a precipicios vertiginosos como el Balcón de Pilatos".
Bosque de Orgi
El Bosque de Orgi cuenta con 80 ha y "es una joyita engarzada en un collar de biotopos escasos de alto valor ecológico".
"Es muy bello, sobre todo entre primavera y otoño, y en realidad, es casi un bosque de juguete. Pero no nos confundamos, en absoluto es una afirmación peyorativa. Al contrario; es un espacio protegido cuya gestión lo ha convertido en un hábitat visitable con un gran poder divulgativo. Diría más: educativo. Sus recorridos son llanos, sencillos y accesibles, perfectos para gozarlos en familia. Basta con acercarse a Lizaso en el valle de Ultzama", señalan desde National Geographic.
Leitzalarrea
Leitzalarrea es "una arboleda mixta de hayedo y robledal, un conjuro prodigioso que, de nuevo, nos pone en contacto con el olor, el sabor y el tacto de la tierra originaria, con la visión de una energía arraigada y los sonidos de un cosmos botánico que late y tiembla".