A la sombra de una terraza, tras una mañana o una tarde paseando al sol por ese pueblo de postal al que nos han traído la vacaciones familiares, llega el camarero con la comanda. Le damos un gran sorbo a ese refresco o ese vaso de agua con hielos para calmar la sed de un día de verano. Y ¡zas!, calambrazo en los dientes de delante, un repentino dolor que nos hace cerrar los ojos.

Esta reacción dental al frío es un síntoma que revela un problema de sensibilidad dental y puede convertir el comer los alimentos más comunes en un auténtico calvario.

El placer veraniego de comer un helado puede convertirse en un mal rato para quien sufra de sensibilidad dental. PIxabay

La sensibilidad dental, en general, es un dolor agudo, repentino y de corta duración que se siente en los dientes ante ciertos estímulos. Estos pueden ser mecánicos, como el roce del cepillo de dientes o un alimento; químico, algo dulce o ácido, o térmico, un alimento caliente o frío.

Cuando el diente pierde las capas exteriores que protegen su interior, los agentes externos puede provocar este dolor. Estas capas protectoras son dos, el esmalte del diente en la parte superior y que protege la dentina y la pulpa, donde se concentra los vasos, los nervios y la células dentales, y la encía en la inferior, que además de ayudar a sujetar el diente protege el tejido radicular.

Aunque no dura mucho, el repentino dolor puede amarga más de una celebración. Pixabay

Si por alguna razón estas dos capas externas desaparecen o se debilitan, entonces los agentes externos llegan a la partes blandas del diente y aparece el dolor. Y esto es lo que se llama sensibilidad dental y es síntoma de un problema de salud bucodental.

Es un síntoma

Porque en realidad, ese dolor es una señal de alarma ante un problema que tengamos en la boca. Por ello si notamos este dolor no estaría de más acudir al dentista, al odontólogo para que nos haga una revisión, una exploración y localizar el problema.

En principio, estos problemas subyancentes pueden ser una recesión gingival, cuando las encías se retraen y empiezan a dejar la descubierto la raíz del diente; una caries en cualquiera de las piezas; bruxismos, ese roce nocturno entre los dientes de arriba y abajo que acaba desgastando el esmalte; erosión dental por los ácidos del estómago, y una inflamación pulpar. Todos estos causas deben resolverse con la ayuda de un profesional sanitario.

Medidas preventivas

La prevención es la mejor medida para evitar la sensibilidad dental. En realidad es para prevenir las enfermedades que lo causan. Si ya se sufre este dolor, se trata de hacer lo posible para mitigarla.

Acudir al dentista con regularidad es la mejor manera de prevenir cualquier tipo de problema en la boca. Freepik

  • Realizar una correcta higiene bucodental: Cepillar con frecuencia los dientes y hacerlo bien. Esto evitará las caries y la inflamación gingival. Hay que hacerlo sin prisas y con cuidado para no dañar más los dienets o las encías.
  • Emplear cepillos suaves o muy suaves. Se trata de evitar más daños, no hay que olvidar que frotar puede provocar dolor..
  • Usar pastas de dientes poco abrasivas: Si tiene flúor, mejor, ya que ayuda a proteger el esmalte.
  • Enjuagues bucales: Ayudan a limpiar, pero elegir el específico para dientes sensibles.
  • Utilizar hilo dental: Al limpiar entre dientes contribuye a evita la inflamación de las encías.
  • Visitar al odontólogo: Para detectar cualquier problema a tiempo temprano y mantener la boca saludable las visitas al dentista son inexcusables.