Indigestión o trastorno digestivo: cómo mejorar y qué lo provoca
La mala alimentación y el estrés son las principales causas desencadenantes de los trastornos digestivos. Cerca de la mitad de los españoles padecen algún tipo de patología digestiva
Actualmente, el 92,4% de los españoles consumen alimentos fuera de casa, con una frecuencia de 30 veces por trimestre. Estas cifras se relacionan con el aumento en el riesgo de desarrollar trastornos digestivos. Los expertos resaltan la importancia de prestar especial atención a la alimentación para poner como prioridad el cuidado de la salud digestiva.
En general, una alimentación poco equilibrada y descuidada impacta directamente en el organismo y puede conducir a deficiencias nutricionales que afectan a la salud. Esto se ve acentuado por el consumo frecuente de las comidas rápidas y picantes, alimentos ultra procesados o bebidas azucaradas y alcohólicas.
En concreto, si hablamos de salud digestiva, “una mala alimentación y el estrés son las principales causas desencadenantes de los trastornos digestivos. De hecho afectan a alrededor del 45% de los pacientes adultos a nivel mundial”, explica el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe.
“El descanso metabólico entre comidas previene la inflamación”
Los síntomas más frecuentes de los trastornos digestivos funcionales son dolor abdominal y retortijones, hinchazón, flatulencia y alteraciones en la frecuencia de las deposiciones. Además, entre los posibles factores que favorecen su aparición son las intolerancias alimentarias, las infecciones gastrointestinales previas, las alteraciones en la barrera intestinal, los cambios en la microbiota intestinal y la predisposición genética.
Recomendaciones
Para asegurar una mejor calidad de vida, el doctor Enrique Rey, comparte tres recomendaciones:
1. Regular el funcionamiento intestinal.
Esto se puede hacer mediante una alimentación variada y rica en fibra, como legumbres, frutas y verduras frescas. Además, es importante evitar comidas copiosas y comer despacio, masticando adecuadamente para que no aparezcan gases.
2. beber abundante agua.
Para prevenir el estreñimiento y facilitar la digestión.
3. Realizar ejercicio.
Realizar actividad física al menos 150 minutos a la semana, ya que el deporte favorece el restablecimiento del equilibrio cuando hay alteraciones en la microbiota3. Además, la microbiota produce serotonina y dopamina, que dan calma al cerebro cuando se liberan a través del ejercicio.
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En caso de notar síntomas o alteraciones por más de cuatro semanas, es preferible acudir a un profesional para una evaluación y diagnóstico completo.
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