Septiembre es el mes que simboliza el regreso a la rutina y nos invita a reflexionar sobre los nuevos comienzos, objetivos y retos. Al igual que un nuevo año, este mes representa una oportunidad para reinventarnos y buscar herramientas que nos ayuden a afrontar los cambios con mayor serenidad y energía. Una de esas herramientas, cada vez más popular, es el mindfulness.
¿Por qué septiembre es el del mindfulness?
La vuelta al trabajo, la adaptación a nuevos horarios y responsabilidades, o simplemente el hecho de dejar atrás las vacaciones pueden generar estrés y ansiedad. El mindfulness, o atención plena, nos ofrece una vía para conectar con nuestro presente, reducir el estrés y cultivar una mente más calma y enfocada.
Al practicar mindfulness podemos combatir el estrés al centrar nuestra atención en el momento presente, dejamos de preocuparnos por el futuro o rumiar en el pasado.
También nos permite aumentar la concentración puesto que el mindfulness mejora nuestra capacidad para enfocarnos en tareas específicas, lo que es fundamental en entornos laborales y académicos.
Esta técnica, que nació hace más de 2.000 años en la India, es idónea para mejorar el bienestar emocional, ya que cultivando una actitud de aceptación y no juicio hacia nuestros pensamientos y emociones, podemos reducir la ansiedad y la depresión.
Para aquellos o aquellas que tengan un trabajo creativo, notarán mejorías en su creatividad. Esto se debe a que al estar presentes en el momento, somos más receptivos a nuevas ideas y perspectivas.
Beneficios del Mindfulness en la Vida Cotidiana
Los beneficios del mindfulness trascienden el ámbito personal y se extienden a nuestras conexiones interpersonales y a nuestra vida en general. Algunos de los beneficios más destacados incluyen mejorar las relaciones. Esto es así porque al practicar mindfulness, desarrollamos una mayor empatía y capacidad de escucha activa, lo que mejora nuestra complicidad con los demás.
Por otra parte, al estar más enfocados y presentes, somos más eficientes en nuestras tareas, lo que se traduce en una mayor productividad.
Los días tienen 24 horas para todos, pero esta herramienta ancestral te ayudará a tener una mejor gestión del tiempo gracias a que evitaremos la procrastinación.
En resumen, sus beneficios son múltiples debido a que produce una mayor satisfacción en la vida al cultivar una actitud de gratitud y apreciar los pequeños momentos.
Cómo incorporar el mindfulness en tu día a día
Incorporar el mindfulness en tu vida diaria no requiere mucho tiempo ni esfuerzo. Puedes comenzar con ejercicios sencillos como realizar una respiración consciente. Dedica unos minutos cada día a prestar atención a tu respiración. Observa cómo entra y sale el aire de tu cuerpo sin juzgar. También puedes hacer mindfulness al caminar. Cuando estés dando un paseo, centra tu atención en las sensaciones de tus pies al tocar el suelo, en el movimiento de tus brazos y en los sonidos que te rodean. El mindfulness puede ser una herramienta valiosa para afrontar los desafíos y aprovechar las oportunidades que este nuevo comienzo nos brinda.
5 técnicas de mindfulness para tu rutina diaria
1. Respiración consciente. La respiración es el ancla hacia el presente. Al enfocarte en ella, alejas los pensamientos que te distraen.
Cómo hacerlo. Busca un lugar tranquilo y siéntate cómodamente. Pon una mano sobre tu pecho y otra sobre tu vientre. Observa la subida y bajada de tu abdomen al respirar. No trates de controlar la respiración, simplemente obsérvala.
2. Escaneo corporal. Te ayuda a tomar conciencia de tu cuerpo y liberar tensiones acumuladas.
Cómo hacerlo. Túmbate en una posición cómoda y cierra los ojos. Desplaza tu atención por todo tu cuerpo, desde la cabeza hasta los pies.
Observa las sensaciones: calor, frío, tensión, relajación. No juzgues, simplemente observa.
3. Atención a los sentidos. Aumenta tu apreciación por las pequeñas cosas y conecta con el momento presente.
Cómo hacerlo. Durante una actividad cotidiana, como comer o caminar, enfoca tu atención en los sentidos. Al comer, saborea cada bocado, nota la textura y los sabores. Al caminar, siente tus pies en el suelo, escucha los sonidos a tu alrededor, percibe el viento en tu rostro.
4. Mindfulness en movimiento. Combina ejercicio físico con atención plena, reduciendo el estrés y mejorando la concentración.
Cómo hacerlo. Durante una caminata o una práctica de yoga, enfoca tu atención en los movimientos de tu cuerpo.
Siente cómo se mueven tus músculos, cómo fluye tu respiración.
Evita juzgar lo que haces, simplemente disfruta del movimiento.
5. Pausas mindfulness a lo largo del día. Pequeños momentos de atención plena pueden tener un gran impacto en tu bienestar.
Cómo hacerlo. Establece recordatorios en tu teléfono para hacer pausas cortas a lo largo del día. Durante estos momentos, respira profundamente, escanea tu cuerpo brevemente o simplemente observa lo que te rodea.
Consejos adicionales:
Comienza con pocos minutos. No te exijas demasiado al principio. Incluso unos pocos minutos de práctica diaria pueden marcar la diferencia.
Sé paciente. El mindfulness es una práctica que requiere tiempo y paciencia. No te desanimes si al principio te resulta difícil concentrarte.
Encuentra un guía. Si lo prefieres, puedes buscar clases o aplicaciones de mindfulness para guiarte en tu práctica.