Desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN) definen el término apetito como "un impulso fisiológico y psicológico que impulsa a los seres humanos a buscar, seleccionar y consumir alimentos, independientemente de las necesidades energéticas reales del organismo. Está regulado por una compleja interacción de señales neuroendocrinas, metabólicas, sensoriales y conductuales que integran la homeostasis energética con factores emocionales y ambientales".
Hambre, apetito y saciedad, tres sinónimos con significados diferentes
"Cumple una función esencial en la regulación del estado nutricional y en la adaptación fisiológica frente a estímulos internos (como niveles de glucosa o leptina) o externos (como el olor o la presentación de un alimento)", añaden desde este organismo.
También hace una distinción entre hambre, apetito y saciedad. Según explican, el hambre es la necesidad fisiológica de ingerir alimentos por déficit energético o nutricional, el apetito es el deseo subjetivo de comer, influido por factores emocionales, sociales y sensoriales y la saciedad es la sensación que inhibe el acto de seguir comiendo tras haber ingerido suficiente alimento.
Boticaria García tiene las claves para controlar el apetito
"¿Y si solo tienes que distinguir entre los diferentes tipos de hambre?" comienzan planteando en laSexta Noticias. "El hambre real es el hambre hambre, el de que llega la hora de comer y te rugen las tripas. Ahí nos tocaría comer", argumenta la farmacéutica, nutricionista y óptico-optometrista, Boticaria García.
"El hambre emocional es el hambre que realmente tenemos los depósitos llenos pero estamos estresados, estamos, a lo mejor, aburridos, nos falta dopamina y vamos a buscar la dopamina el alimentos reconfortantes. Vamos a la nevera a buscar eso que nos falta. Y en la nevera no lo vamos a encontrar. El hambre hormonal suele ocurrir en personas con obesidad, que tienen los adipocitos algo estresados. Como tienen muchos están aplastados unos con otros. Problema que se solucionaría relajándonos, para que esos adipocitos puedan cumplir su función y mandar la señal correcta al cerebro de saciedad y no de hambre. El hambre ambiental es el hambre 'culo veo culo quiero'. Yo veo a esta señor comerse un gofre y me lo queiro comer yo también", explica Boticaria García.