Con las redes sociales, los retos virales son hoy el pan nuestro de cada día. Según el estudio de UNICEF "Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades", el 98,5% de los alumnos de la ESO del Estado tienen cuenta en al menos una red social. Esto hace inevitable que los adolescentes se crucen con los retos por la red y, por contagio, deseen imitar a influencers y amigos.
Hace unos años, lo retos virales que se extendían por Instagram o TikTok resultaban inofensivos como bromas telefónicas a conocidos, bailes de moda, Ice Bucket Challenge (tirarse un cubo de agua helada encima) o Mannequin Challenge (quedarse inmóvil mientras eran grabados). Sin embargo, ahora cada vez son más peligrosos.
Ingesta de medicamentos, nueva moda
El último que ha triunfado entre adolescentes ha acabado con uno de ellos en el hospital. Nada más llegar a un hospital de la Comunidad Valenciana, el joven presentaba estados de agitación. Tras atenderle, los médicos sospechaban la posibilidad de que hubiese ingerido medicamentos o drogas ilegales. La familia no sabía nada.
Al parecer, el joven había pasado la tarde con amigos y, al llegar a casa, continuó conectado con ellos a través del teléfono para hacer un reto viral: tomar la máxima cantidad del medicamento más fuerte que hubiera en su casa. El joven fue valorado por psiquiatras para comprobar que el adolescente acababa haciendo autocrítica ante el suceso y realizarle un seguimiento.
No es el primer reto que surge en torno a la ingesta abusiva de medicamentos. A principios de este año, también falleció un niño de 11 años en Estados Unidos por el conocido "reto del paracetamol". El juego se originó en el país norteamericano, pero rápidamente saltó a Europa. El objetivo consiste en tomar paracetamol; el ganador será el que pasé más tiempo ingresado en el hospital. Una dosis excesiva de este fármaco puede suponer grandes daños para el hígado, riñones e incluso cerebro.
En estos casos, los padres deben proteger a sus hijos en un doble sentido. En primer lugar, vigilancia respecto a las pantallas y a las webs o redes sociales que los hijos suelen ver. Y, por otro lado, como recomiendan los sanitarios, mantener los medicamentos fuera del alcance de los niños.