La llegada del verano hace que disfrutemos más de los días y que hagamos más planes sociales, aunque esto tiene ciertos aspectos peligrosos, como el hecho de quemarse si no se toman las medidas necesarias.

Las quemaduras solares son una consecuencia común de la exposición excesiva al sol, especialmente durante los meses de verano.

Aunque la mayoría son leves y se resuelven con cuidados sencillos, en ciertos casos pueden volverse graves y requerir atención médica inmediata. Conocer los signos de alarma es fundamental para evitar complicaciones.

Una quemadura solar leve suele manifestarse con:

  • Enrojecimiento ligero de la piel.
  • Sensación de ardor o escozor.
  • Sensibilidad al tacto.
  • Molestias superficiales que mejoran con el paso de los días.

Estas lesiones responden bien al tratamiento casero, que incluye aplicar lociones hidratantes con aloe vera puro, beber abundante agua y evitar nueva exposición solar hasta que la piel se recupere por completo.

Síntomas que requieren atención médica

En contraste, hay quemaduras que presentan señales de mayor gravedad y que no deben ser ignoradas.

Buscar ayuda profesional es imprescindible si aparecen los siguientes signos:

  • Ampollas extensas o numerosas: indican un daño profundo de la piel. No deben reventarse, ya que aumentan el riesgo de infección.
  • Dolor intenso: un dolor desproporcionado, que no mejora con analgésicos comunes, puede ser un indicio de una quemadura más severa.
  • Fiebre o escalofríos: signos de que la lesión puede estar afectando el sistema general del organismo.
  • Malestar general, mareos o desorientación: especialmente si se acompañan de náuseas, vómitos o dolor de cabeza.
  • Signos de deshidratación: boca seca, orina oscura, fatiga extrema o disminución de la micción.
  • Inflamación importante o piel caliente al tacto: puede indicar una infección en desarrollo.

Por qué son peligrosas las ampollas solares

Las ampollas son una reacción de defensa del cuerpo frente a un daño profundo en la piel. Aunque parezcan inofensivas, implican:

  • Alto riesgo de infección, especialmente si se rompen.
  • Posibilidad de cicatrices permanentes si no se tratan correctamente.
  • Mayor gravedad de la quemadura, lo que justifica una evaluación médica urgente.

Además, la presencia de ampollas suele acompañarse de un dolor más intenso y una recuperación más lenta, lo cual hace que el tratamiento profesional sea necesario para aliviar síntomas y prevenir complicaciones.

Una mujer se protege del sol con un paraguas en plena ola de calor en Gasteiz Jorge Muñoz

Complicaciones de una quemadura solar grave

No tratar adecuadamente una quemadura solar grave puede derivar en:

  • Infecciones cutáneas que requieran antibióticos.
  • Deshidratación severa, sobre todo en niños y personas mayores.
  • Cicatrices permanentes o cambios en la pigmentación (hiperpigmentación o hipopigmentación).
  • Mayor riesgo de cáncer de piel, como el carcinoma o el melanoma, debido al daño acumulado en el ADN de las células cutáneas.

La piel tiene memoria

Aunque muchas quemaduras solares se curan sin necesidad de tratamientos médicos, no todas son iguales. Reconocer cuándo una lesión cutánea necesita más que una crema o un baño frío puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una complicación médica.

Ante cualquier duda, especialmente si hay síntomas generales o ampollas importantes, lo más prudente es consultar a un profesional sanitario, ya que como bien se dice, la piel tiene memoria, y cuidar la piel hoy es proteger la salud del futuro.