Cuando hablamos de salud, lo habitual es pensar en una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio. Sin embargo, a menudo se olvida un tercer componente esencial, que es el descanso.

Dormir las horas necesarias cada día no es un simple hábito placentero, sino una necesidad biológica que influye directamente en nuestro bienestar físico y mental.

Tal y como subraya el cardiólogo y creador de contenido José Abellán, el sueño es un pilar imprescindible junto a la dieta y la vida activa para mantener una buena salud cardiovascular y general.

Durante el descanso, el organismo no solo repone energía. El cuerpo realiza procesos de limpieza y reparación esenciales para que los órganos funcionen correctamente al día siguiente. Es en esas horas cuando se refuerza el sistema inmunitario, se consolidan los recuerdos y se equilibran las hormonas que regulan el apetito, la presión arterial y la sensibilidad a la insulina.

Impacto en el metabolismo

Uno de los efectos más estudiados de la falta de sueño es su impacto sobre el metabolismo y el control del peso.

Dormir poco reduce los niveles de leptina, la hormona que transmite al cerebro la señal de saciedad. Esto provoca un aumento del hambre y la tendencia a consumir más calorías de las necesarias. Además, se eleva la grelina, hormona que estimula el apetito. El resultado es un mayor riesgo de obesidad, incluso en personas que mantienen una dieta aparentemente equilibrada.

El sobrepeso y la obesidad implican una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud

Riesgo de hipertensión

El doctor Abellán advierte también sobre la relación entre las horas de sueño y la presión arterial. Dormir poco activa el sistema nervioso simpático, que prepara al organismo para situaciones de alerta.

Si esta activación se mantiene de forma crónica, aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que incrementa el riesgo de hipertensión. A largo plazo, este fenómeno puede dañar las arterias y favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares graves.

La hipertensión es un problema de salud que hay que vigilar muy de cerca Pixabay

Resistencia a la insulina

El déficit de sueño también interfiere en el metabolismo de la glucosa. Dormir menos de lo necesario dificulta la capacidad de las células para captar la glucosa, generando resistencia a la insulina, un factor clave en el desarrollo de la diabetes tipo 2. De este modo, el descanso insuficiente se convierte en un aliado silencioso de una de las enfermedades metabólicas más frecuentes.

El vínculo con la mortalidad

Numerosos estudios han demostrado que dormir menos de seis horas de forma habitual se asocia con un mayor riesgo de infartos y, en consecuencia, con una mayor mortalidad.

La falta de descanso sostenida en el tiempo no solo deteriora la calidad de vida, sino que acorta la esperanza de vida. El cuerpo necesita ese periodo de recuperación diaria para reparar los daños acumulados y mantener un equilibrio fisiológico adecuado.