En la víspera del Chupinazo, los distintos gremios de la capital estuvieron ultimando los preparativos. Con el clima a favor, las calles del centro de Iruña Estafeta, Mercaderes o Zapatería– se llenaron de furgonetas de reparto, señal de que los hosteleros estaban preparando todo el almacenaje. “Estos días están siendo caóticos. Hay muchísima ansiedad en el ambiente. Tenemos que sacar espacio de donde no hay, y por si fuera poco, el Ayuntamiento nos ha puesto unas restricciones que nos van acarrear problemas”, confesó Unai, el camarero del Toki Leza. 

No es el caso de Juls. El trabajador de Caballo Blanco afronta sus séptimos Sanfermines con optimismo. “Tras dos años de inactividad, tenemos unas expectativas muy altas. Yo espero que el catorce por la noche acabemos todos muy contentos, habiendo facturado mucho y sin ningún percance”, afirmó. Iñigo Pochero, el dueño de Pasaje de la Jacoba, prefiere mantener los pies en el suelo: “A mí me da la sensación de que va a haber menos gente que en 2019, porque las incidencias del coronavirus están aumentando”. A Pochero, en concreto, le han anulado una reserva de veinte personas para almorzar el día seis. “Hace tres años, nadie te anulaba una mesa por contagios, más bien, en el último momento se apuntaba más gente”, declaró. 

En lo que sí coinciden los tres hosteleros es en que los primeros cuatro días serán “los más fuertes”, de ahí que todos hayan duplicado el personal. En el Mesón del Caballo Blanco contratarán más camareros para trabajar en el bar que colocan en la calle durante los Sanfermines. El resto del año, el bar se sostiene con los beneficios que obtienen de la terraza y del interior. El Pasaje de la Jacoba, por su parte, acogerá a siete personas. 

Los hosteleros no han sido los únicos que han notado la carga de trabajo. Los comercios también se han visto abrumados. Muchos sanfermineros han adquirido los pantalones blancos en el último momento, otros han optado por comprar souvenirs y hay quienes han hecho sesiones de fotos, simulando que estaban corriendo en el encierro de la tienda El Pañuelico de Hemingway. “Estamos trabajando a tope, porque estamos venga personalizar tazas y botas de vino. Además, he tenido la suerte de que varios restaurantes me hayan contactado para hacerles las camisetas con sus logos”, comentó Xabier Aguinaga, el jefe de El Encierrico. Sara Remón, la dueña de la tienda de Alpargata de mil colores, también se ha mostrado satisfecha de cómo se están vendiendo las alpargatas rojas y las pamplonicas. A diferencia del año pasado, Remón cuenta con una novedad exclusiva: las fajas con cremallera. “El recibimiento a la nueva adquisición está siendo brutal, sobre todo, entre los jóvenes, porque no suelen saber dónde llevar el móvil o las llaves”, afirmó. Los comerciantes lo tienen claro: “Si las Fallas han ido rodando, los Sanfermines que son las mayores fiestas del mundo irán mejor”. 

LAS BARRACAS DE LA RUNA

En la tarde de este martes, la Rotxapea volvió a acoger a las 76 atracciones, entre ellas los 4 puestos de comida. Este año el recinto ferial cuenta con cuatro atracciones nuevas: el Crazy Bob, la barraca donde reina la velocidad, The Limit, la atracción voladora, Hotel Monasterio en el cual gobierna los espectáculos de terror y Jet Star que se caracteriza por sus numerosos giros pronunciados. 

Los más valientes podrán disfrutar de ellas durante todos los Sanfermines de 12.00 horas a 06.00 horas de la mañana. A las 03.00 horas de la madrugada, la música parará para evitar ruidos. Después de las fiestas, los días 15, 16 y 17 de julio su horario de apertura será de 12.00 horas a 24 horas.  

En los nueve días, el Transporte Urbano Comarcal establecerá el Ferial Bus, una línea que saldrá cada veinte minutos desde Padre Moret y la Plaza Juan de Labrit hasta el Parque de la Runa. Los días 7, 10, 11, 12, 13 y 14 estará activa de 17.00 horas a 02.00 horas de la madrugada. Los días 6,8 y 9, en cambio, el horario se ampliará hasta las 03.20 horas. Para soltar toda adrenalina, los amantes de las barracas deberán gastar entre 4 y 5 euros por viaje. Ahora bien, el último día, al igual que en años anteriores, cada billete costará la mitad.