Los más pequeños de las casas han logrado ser los protagonistas del día de hoy. La ofrenda floral a San Fermín ha estado representada por una gran cantidad de niños que iban acompañados de sus mayores, todos ellos ilusionadísimos por saludar y entregar sus ramos al patrón de las fiestas dentro del Día Infantil de las mismas.
Como todos los 10 de julio, las campanas de la iglesia de San Lorenzo se mezclaban con los gritos de los niños, que entusiasmados, esperaban para llevar sus flores al santo. La larga cola, que llegaba desde el escenario colocado en el Rincón de la Aduana hasta la calle San Francisco, estaba llena no sólo de flores, sino también de globos de helio de todas las formas y colores. El Santo ha sido llevado hasta el altar con la ayuda de diferentes cofrades, que lo han cargado hasta el lugar donde ha contado con la compañía del párroco y varios monaguillos.
¡Viva San Fermín, Gora San Fermin! Era lo que se oía mientras el público intentaba aplaudir. Pero esta tarea se complicaba con los ramos que tenían que sujetar. Mientras tanto, los Cabezudos y Zaldikos también han querido saludar a toda la infantería de una forma “más original”. Eso sí, siempre con mucho cariño. Los Gigantes, al igual, han aparecido para realizar su típico recorrido hasta la calle Mayor.
En esta larga cola se encuentran David y Nuria, padres de dos txikis, Iker y Unai, de 6 y 4 años. Mientras que ambos niños están jugando de manera poco amistosa, su padre carga dos ramos de flores. “Los Sanfermines cambian mucho cuando tienes hijos, pero ahora podemos aprovechar más del ambiente diurno”, asegura David, mirando a sus hijos que se persiguen en círculo. Para Iker, lo mejor de las fiestas son “los toros”, ver el encierro y que “pase algo chulo”. Unai, a diferencia de su hermano, prefiere “disfrutar de los fuegos”, aunque hay veces que “meten demasiado ruido”, apunta. Su madre, Nuria, no está del todo de acuerdo con esta respuesta porque “la mayoría de veces se queda dormido”, bromea.
Pero en esta ofrenda los niños no han contado únicamente con el acompañamiento de sus padres. Los abuelos y abuelas también han tenido mucha presencia este 10 de julio. Tal vez porque ellos tienen un sentimiento más profundo por el santo, o porque de vez en cuando les toca “hacer de criados”. José Luis y Carmen, que esperan junto a sus nietos Ane y Martín, tararean el canto “Alabaré” y el tradicional “A San Fermín pedimos”. Este matrimonio ha recalcado que les hacía especial ilusión que “los niños conozcan las tradiciones de las fiestas y sean parte de algo tan bonito como esto”. Carmen ha apuntado que “nos hace muy felices revivir este tipo de actos con nuestros nietos”, Para Ane, de 5 años, lo mejor de San Fermín es “ir a ver los Gigantes”. Y no cabe ninguna duda, porque en su camiseta se puede ver el rostro de “Braulia”. Para Martín, que celebra sus primeros Sanfermines tumbado en la silleta, todavía es muy pronto para ser consciente de quién es el Santo, aunque “saludará igualmente a San Fermín”, ha confirmado su abuelo.
Elena e Íñigo son padres de Aitor, de 6 años. Este txiki tenía los ojos ilusionados y un globo de un gato entre sus manos. Elena ha admitido que “te pierdes muchas cosas cuando tienes niños, pero es lo normal”. “Está bien porque recordamos cosas de cuando éramos peques que ya teníamos olvidadas”, ha comentado su marido, tratando de ver el lado positivo de la situación. El mejor momento para Aitor es cuando van a las barracas porque “puedo ir con mis primos y gritar todo lo que queremos”. Los padres de este han afirmardo rotundamente lo anterior: “Ahora nos gastamos los dineros en las atracciones en vez de en cubatas”, ríe Íñigo, llevándose las manos a la cabeza.
Este evento se lleva realizando desde 1972, aunque desde el año 2002 el santo que se pasea y es saludado por los niños no es el original, sino una réplica exacta de este. En el acto también se ha querido poner en valor a los menores con discapacidad, que han sido acompañados por el Santo y varios Cabezudos.
Estas fiestas están llenas de eventos hechos por y para la infantería. Todos los días se puede disfrutar de la comparsa de Gigantes, Cabezudos y Kilikis, así como de los encierros txikis, el torico de fuego o las famosas barracas. Lo que está claro es que el “Santo morenico” ha estado encantado de conocer y recibir tanto cariño de unos niños y niñas que, algún día, serán los máximos partícipes de estas fiestas.