En Pamplona, hay aromas que nos avisan de que San Fermín está a la vuelta de la esquina. El de los churros recién hechos en La Mañueta es, sin duda, uno de ellos. Desde 1872, esta churrería mítica abre sus puertas en estas fechas para seguir alimentando una tradición que pasa de abuelos a padres y de padres a hijos. Ya tenemos las fechas marcadas: La Mañueta ha abierto este sábado, de 8:00 a 11:30, y también lo hará el siguiente. Y, como siempre, durante San Fermín estará abierta todos los días del 7 al 14 de julio, desde las 6:00 hasta las 11:00 de la mañana. Luego, en octubre, volverá a endulzar los domingos con sus churros, de 7:45 a 11:00.

Lo mejor: los precios siguen igual que el año pasado. La docena de churros costará 9 euros y la tradicional rosca, 27 euros.

Un ritual que no cambia, porque así sabe mejor

Ver cómo se hacen los churros en La Mañueta es casi tan especial como saborearlos. Todo empieza con agua con sal de Salinas de Oro que se mezcla con harina de secano en un cubo. Se remueve a mano, con un palo de madera, con esa calma de las cosas bien hechas. Tras unos minutos de reposo, la masa pasa a los moldes, que se colocan al pecho y dejan caer la espiral perfecta sobre el aceite hirviendo. La leña de haya, de nuestros montes, da al fuego la fuerza justa para freír los churros y la rosca al punto exacto. Y en cuanto salen del aceite, directos al mostrador y a la bolsa, calentitos y crujientes.

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Ir a La Mañueta no es solo ir a por churros. Es hacer cola charlando con los de al lado, es ver cómo la rosca se forma frente a tus ojos, es ese primer bocado que sabe a fiesta. Es un pequeño ritual que muchos pamploneses y pamplonesas no se saltan nunca, porque forma parte de lo que somos. Y este año, ha vuelto a ser así.