cuando el chupinazo explotó en el cielo pamplonés el pasado 6 de julio un matrimonio procedente de Argentina lo vivió con especial intensidad. "El silencio previo a la música y la multitud volviéndose loca al escucharla", describe el momento tantas veces visto a través de la televisión Gabriela Ibáñez, que junto a su marido, Jorge Clariá, participaron como gaiteros en los primeros minutos festivos de los pasados Sanfermines. "Fue tan fuerte la emoción; insuperable", comenta Ibáñez. Invitados por el Gobierno foral dentro del décimo tercer Curso Internacional Navarra, llegaron desde el Centro Navarro de Rosario para perfeccionar sus conocimientos de gaita.
La afición de esta pareja por este instrumento surgió hace unos cinco años. "Había dos gaitas en el centro navarro. Nadie sabía tocarlas y empezamos a hacer ruido", apunta Ibáñez, que es docente y toca la flauta travesera. Al enterarse el Gobierno de Navarra, en 2006 envió a dos gaiteros para dar el primer curso de una semana, experiencia que volvieron a repetir en 2007 y 2008. Pero, como reconoce Clariá, que toca el saxofón y el clarinete en una banda sinfónica de la provincia de Santafé, "estudiar un instrumento con profesor tan esporádicamente es difícil, ya que durante el año se crean vicios". Este año les dieron la posibilidad de viajar a Pamplona y no lo dudaron. Desde el pasado 17 de julio y hasta ayer, acudieron a diario a Artajona para aprender de la mano del gaitero de esta localidad Ricardo Oficialdegui. "Las clases son excelentes, pero no es sólo la técnica", sostiene Clariá, sino también "ver la importancia de en qué momento se toca y cómo se toca". La idea es que los conocimientos que están adquiriendo les sirvan para dar la cobertura musical a las distintas agrupaciones folclóricas del Centro Navarro de Rosario: dantzaris, gigantes y txistularis. Una labor que seguramente será más fácil a partir de ahora, ya que Oficialdegui les ha proporcionado "un montón de partituras" (antes tenían que sacarlas ellos) y podrán mantener la comunicación con el profesor a través del correo electrónico.
Clariá, que se declara un enamorado de La Pamplonesa y es el director de la fanfarre Manuel Turrillas de Rosario, afirma que "cuando uno ve la gaita parece que fuera algo no muy desarrollado, pero cuando uno ve tocar a los gaiteros es fantástico como suena. Nos gusta mucho". Un placer que han podido disfrutar estos días en Pamplona o Puente la Reina, si bien también han tenido tiempo para hacer turismo y visitar lugares como Estella, el castillo de Javier, Tudela, Corella, San Adrián o Larraga, durante la celebración el pasado 18 de julio de la concentración de auroros de Navarra.
Durante estos años de aprendizaje, para Ibáñez la emoción que sienten "los verdaderos navarros" (aquellos que emigraron a Argentina) al volver a escuchar este instrumento supone "una motivación para seguir". A partir de ahora, seguro que recordar el 6 de julio de 2010 también será un aliciente. "Fue increíble", afirman. Ahora, como ellos mismos apuntan, se marcan como objetivo "poder transmitir esta tradición a los que nos suceden".