Al parecer, estamos en la recta final de la decisión sobre el desalojo del CIP Donapea. Me gustaría aportar mi punto de vista ya que he tenido una fuerte relación profesional con este centro: formé parte del equipo directivo que lo puso en marcha en 1980, he sido profesor, director y otros cargos durante 14 años y entre 2009 y 2012 he sido su inspector.

Se quiere presentar este traslado a la sociedad navarra como una decisión técnica tomada de forma democrática y participativa. Pues bien, yo pienso que no es ni lo uno ni lo otro. Se trata simplemente de adornar una decisión que obedece a otros intereses. Me explico:

Esta decisión no tiene ninguna base técnica. El traslado nunca ha sido pedido desde el propio centro. La Escuela Sanitaria sí que venía solicitando nuevas instalaciones desde hacía años ya que está en una situación muy precaria pero no el CIP Donapea. No me consta que, mientras yo fui el inspector de ese centro, hubiera en el Departamento ningún estudio ni se me pidió ningún informe acerca de la necesidad de sacar el CIP Donapea de su ubicación actual. Posteriormente tampoco se me pidió ningún informe técnico sobre el nuevo centro, cosa que es, en parte, competencia del inspector del centro. ¿O se pretende que los inspectores se dediquen solo a recortar profesorado y grupos?

La decisión se tomó de forma sorpresiva para la mayor parte de los técnicos que en ese momento trabajábamos en el Departamento de Educación. Es más, la noticia del traslado nos llegó por la prensa. El proyecto del nuevo centro se realizó con una urgencia desacostumbrada y sin seguir el proceso lógico de una inversión de esta envergadura. En ningún momento se dio opción a contrapropuestas, solo se consultó a los centros sobre algunos aspectos técnicos pero la decisión estaba tomada de forma irrevocable.

El nuevo centro que se propone reúne una serie de falsedades y desaciertos educativos importantes. No se puede hablar de campus de FP cuando simplemente se procede a juntar dos centros en un mismo edificio, con los graves problemas de funcionamiento que puede ocasionar. No se amplían especialidades ni se crean nuevas. Se utiliza un nombre pomposo para maquillar una chapuza. El profesorado del CIP Donapea ya ha advertido de los muchos problemas que van a tener en la nueva ubicación y de la ruinosa operación económica que resulta para Navarra.

Ante las dificultades políticas encontradas para sacar el proyecto adelante, decidieron realizar un proceso de "participación y debate" para hacerlo pasar como una decisión democrática. Es curioso que se pretenda dar participación a diversas instancias y a la opinión en general cuando jamás se ha decidido la construcción de un centro por votación de los interesados. El proceso de construcción de un nuevo centro suele ser un larguísimo recorrido de años de estudio, de reclamaciones y propuestas.

El cinismo es completo ya que la mayoría de los organismos participantes son partes interesadas (Universidad y FIMA) o están copados por personas nombradas por el Gobierno (Consejo Escolar, Consejo de Navarra de la FP...).

Entonces, ¿cuál es verdadero motivo de este desalojo del Donapea? Desde su instalación en Pamplona, la Universidad de Navarra planteó una estrategia para su campus que va desarrollando paso a paso al ritmo favorable de los tiempos y, sobre todo, de la coyuntura política. Y es aquí donde entra en juego el CIP Donapea. Un centro de Formación Profesional que atiende a un alumnado de un perfil y nivel social que no interesan al Opus Dei, que afea el impoluto Campus de la Universidad y rompe la continuidad geográfica de "su" campus. Desde su inauguración en 1980, el Politécnico Donapea ha molestado a la UN.

Es legítima la aspiración de la UN de desarrollarse como desee pero no parece ético que camufle sus verdaderos intereses. La UN quiere la parcela que ahora ocupa el CIP Donapea porque supone un estorbo para sus planes. En esa zona hay miles de metros propiedad de la Universidad o de otros titulares en los que se puede edificar el nuevo proyecto de investigación que todos deseamos. El empecinamiento en hacerlo precisamente ahí no se justifica por razones técnicas ni económicas (este edificio no sirve para los nuevos usos de investigación, por lo que deberán derribarlo todo o en su mayor parte y hacer profundas y costosas reformas).

Es normal que la UN trate de llevar adelante su proyecto, pero también es normal que tanto el Ayuntamiento de Pamplona como el Departamento de Educación defiendan los intereses del conjunto de los navarros y las navarras. La UN se ha beneficiado de grandes ayudas y también ha aportado desarrollo a Pamplona y a Navarra. No se trata, por tanto, de ir contra nadie pero sí de establecer los límites y de hacer prevalecer el sentido común.

En resumen: estamos ante una decisión exclusivamente política. En la primavera de 2011, ante la previsión de que la derecha iba a perder la mayoría absoluta en Navarra, en las elecciones de junio, vieron que perdían la ocasión de avanzar el peón Donapea. Si las cosas salían mal, como salieron para ellos, no volverían a tener otra oportunidad en muchos años o quizás nunca. Así que condicionaron su proyecto de inversión a la salida del Donapea y firmaron a toda prisa un acuerdo secreto con UPN y PSN para sacar Donapea de su campus. Ahora o nunca.

El PSN se comprometió en tiempos de estrecha colaboración con la derecha. Ahora, desde la oposición, está secuestrado por aquella decisión. Su ambigüedad le lleva a adoptar una solución de compromiso: acceder a los deseos de la Universidad quitando el CIP Donapea del campus universitario pero llevándolo al soto Lezkairu, un sitio mejor que la parcela San José. Los partidos de la derecha en Navarra son coherentes con su forma de pensar y apoyan siempre a la UN. Lo que ya no es tan coherente es que el PSN apoye también esta exigencia disparatada de la UN. Situándose en la indefinición y queriendo contentar a las dos partes, lo más probable es que quede mal con ambas y pierda para siempre el papel protagonista al que podría aspirar en la gobernanza de Navarra.

El futuro del CIP Donapea, como tantas cosas hoy en Navarra, depende de PSN.

La Universidad de Navarra tiene un plan en el que sobra Donapea. No sabemos cuál es el plan del PSN. Ojalá se decante por los intereses de la ciudadanía y defienda que el CIP Donapea se quede donde está. Los demás partidos progresistas ya se han posicionado. Si el PSN aspira a liderar el cambio, aquí tiene una buena oportunidad de ser creíble.