Orinar en la piscina produce un compuesto usado en la guerra química. La combinación de cloro y ácido úrico produce cloruro de cianógeno y a la tricloramina, que en determinadas cantidades causa irritación en la piel y los ojos y perjudica el sistema respiratorio.
La Universidad de Purdue (EEUU) ha confirmado que el cloro (Cl) que se usa para desinfectar el agua se combina muy bien con el ácido úrico (C?H?N?O?) y originan dos sustancias tóxicas: el cloruro de cianógeno (CNCl), que en el pasado se ha llegado a utilizar como un agente en la guerra química, y la tricloramina (NCl3), que perjudica el sistema respiratorio y produce irritaciones en la piel y los ojos. “Esta última produce ese característico olor que notamos en una piscina cuando solemos decir ‘huele a cloro’”, explican desde Salud Pública.
Según el estudio de la universidad estadounidense, el ácido úrico en una piscina se puede atribuir casi enteramente a la orina humana y este compuesto reacciona con rapidez con el cloro para originar los subproductos volátiles peligrosos. “En las piscinas cubiertas el cloro no se queda solo en el agua sino que se evapora y en combinación con el amoniaco origina en ambiente unos productos tóxicos. La capa más importante sería los primeros 20-30 cm por encima del agua, que es donde respiramos cuando nos encontramos en el vaso. Se ha visto que, asociado al uso de más cloro del debido, aumentan los subproductos que son perjudiciales, como los citados y que se detectan en piscinas cubiertas”, confirman desde el instituto.
Estos subproductos resultan difíciles de analizar en laboratorio, de ahí que Salud Pública haya elegido un indicador indirecto para conocer la calidad del aire, el nivel de CO2. “Una piscina cubierta debe renovar mucho no solo el agua sino también el aire para evitar que estos subproductos se acumulen. ¿Cómo se sabe si se está renovando el aire? Midiendo el CO2 que todos producimos al respirar y, si se incrementa dentro la instalación, es que no se está haciendo. Esto se ha empezado a controlar este año. Se les ha obligado a comprar detectores y lo miden a diario. No hemos visto incumplimientos y si se diesen instaríamos a renovar el aire para evitar que se formaran esas sustancias. A futuro puede que se incluyan esos dos parámetros, cloruro de cianógeno y tricloramina, aunque no suelen alcanzar niveles preocupantes”, tranquilizan.
Está claro que no todos los usuarios se hacen pis en el agua, pero las muestras tomadas por los investigadores arrojan un promedio de entre 30 y 80 mililitros de orina cada vez que un nadador micciona. Los científicos aclaran que en las piscinas no se acumula suficiente orina y cloro como para producir niveles de guerra química, pero algunos usuarios sí pueden llegar a sentir irritaciones o enfermar si respiran las mezclas nocivas.
Por todo ello, los científicos animan a los usuarios a respetar los hábitos de higiene dentro del agua clorada. “Peligroso desde el punto de vista microbiológico no es, pero se forman productos no deseables en una piscina que obligan a renovar más agua cuando las analíticas prueban que están altos. Es una lucha sin cuartel en las instalaciones, sobre todo, en el caso de los menores. Los niveles suelen salir más altos en los vasos de chapoteo que los de recreo porque no controlan los esfínteres y el volumen en que se diluye la orina es menor, de ahí que se suelan renovar a diario, pero este año no hemos tenido incumplimientos”, indican los expertos del ISPLN. Estos también desmienten que existan productos para teñir el agua al reaccionar con la orina. “Es una leyenda urbana”, descartan.
32
expedientes
El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra abrió en la campaña un total de 47 expedientes sancionadores en 2012 y 32 en 2013 por deficiencias.
Motivos. Las deficiencias más repetidas el pasado año fueron la insuficiencia de registros de autocontrol, no señalización de profundidad del agua, ausencia de analíticas del agua, ausencia de socorrista, falta de mascarilla/bombona de oxigeno en botiquín, no señalización de duchas seta, carencia de puerta en vallado perimetral del vaso, deficiencias en medidas de antideslizamiento o niveles de cloro incorrectos
Muestras. Salud Pública tenía previsto analizar 100 este verano. Un total de 86, 6 tenían incumplimientos, lo que representa un 7%. En 4 casos eran en el Ph, que debe estar ajustado para eficacia de la desinfección y ahorro de producto químicos, en 1 caso, en el aluminio, que procede del sulfato de alumina que se añade agua para coagular las partículas mas grandes y que queden retenidas en el filtro pero no debe aumentar en el agua indiscriminadamente, y en otro caso era por Ph y ácido isocianúrico, un subproducto de la desinfección con cloro estable y que indica que no hay una correcta renovación diaria de agua. Ninguno supone riesgos sanitarios y se les envío requerimiento para su corrección.
5
cierres preventivos
La Policía Foral realizó cinco cierras preventivos de piscinas por incumplimiento de la obligación de informar de la apertura. Inspecciones. El programa de vigilancia de piscinas se hace en colaboración por la Policía Foral. Las inspecciones de este cuerpo tienen dos objetivos, el primero vigilar que las piscinas que no han comunicado su apertura al ISPLN no funcionan -han realizado 5 cierres preventivos de instalaciones que no habían comunicado la apertura-, y vigilancia del cumplimiento de la normativa en cuestiones de infraestructuras de la instalación y requisitos documentales.
Pamplona y Tudela. Los ayuntamiento de Pamplona y de Tudela realizan sus propias campañas de muestreo.