PAMPLONA. Tanto la camarera como el gerente del bar Koxka han remarcado al tribunal que no vieron ninguna agresión hacia nadie y que hasta que se enteraron de lo ocurrido pensaron que era una noche tranquila. Tampoco vieron el pasillo de gente que, según las víctimas, se formó en el local y en el que se vieron atrapados cuando intentaban salir. Asimismo, han indicado que el teniente y su novia eran clientes habituales del establecimiento, adonde iban cada fin de semana, y que nunca habían estado involucrados en ningún altercado y nadie les había hecho un "mal gesto".
En concreto, la camarera ha dicho de ellos que eran "una pareja educada y respetuosa". La mujer, que permaneció tras la barra toda la noche, ha explicado que no se percató de ninguna agresión dentro del local y que cuando se quedó semivació de repente no le dio "mayor importancia".
Cuando salió del bar, ha añadido, ya había llegado el coche de la Policía Foral. Según su versión, en la calle se acercó a otro de los acusados, Iñaki Abad, que le dijo que él no sabía lo que había ocurrido y que al llegar se había puesto a grabar con el móvil. También vio al sargento y a su novia, que le devolvieron la chaqueta que su jefe había puesto sobre el teniente, antes de que se lo llevara la ambulancia.
Esto ha sido confirmado por el gerente, Josu Muñoa, que ha explicado que estuvo en el bar hasta las doce y media de la noche y que después dejó de trabajar y se fue a otros bares con amigos hasta las cuatro y media de la madrugada, cuando volvió al Koxka para empezar a hacer la caja. Tampoco se enteró de nada porque asegura que estuvo todo el tiempo en la cocina.
Cuando salió del local, se encontró con la novia del teniente, María José N.C., quien le insultó, tras lo cual vio al guardia civil tendido en el suelo y aturdido, por lo que le colocó encima su chaqueta. Tanto la camarera como el gerente han identificado a Ohian Arnanz como uno de los jóvenes que estuvo en el bar aquella noche, pero han comentado que llevaba el pelo más corto y moreno, a diferencia de las víctimas, quienes ayer aseguraron que en el momento de los hechos lo llevaba de color rubio. A día de hoy, los dos testigos siguen trabajando en el bar Koxka.
A preguntas de las acusaciones, Muñoa ha comentado que sabe que los padres de María José N.C. han sido víctimas de presiones y amenazas en la localidad desde lo ocurrido, tras lo cual ha apuntado que él también. Según ha relatado, además de pintadas en el local, ha recibido llamadas en las que alguien canta el 'Cara al sol' al otro lado del teléfono o quiere reservar una mesa en su bar a nombre de Francisco Franco, amenazas de que le iban a quemar el bar, y a su padre, ya fallecido, le llamaban a casa y enseguida colgaban.