Yesa - Más de 600 personas desafiaron a la fría mañana de ayer para respaldar a los convocantes de la 2ª Marcha a la Presa de Yesa: los colectivos Yesa+No, Río Salazar Vivo y Asociación Río Aragón.
Partieron temprano desde Aspurz, Lumbier, Sangüesa y de diferentes puntos de Aragón para desembocar en un emotivo encuentro en la antigua gasolinera de Yesa, desde donde salieron con una única voz en manifestación hasta la presa.
En bloque, tras la pancarta con el lema común “Yesa no se llena. Queremos vivir aquí”, vecinos y vecinas de todas las edades se unieron en la exigencia a los responsables del proyecto: CHE y nuevo ministerio de Transición Ecológica, de parar las actuales obras de recrecimiento, salvo las que garanticen la seguridad, reflexionar y actuar conforme a la precaución así como en la de descartar cualquier intento de trasvase del río Salazar al vaso de Yesa.
“Somos territorios unidos en el fondo por un por un mismo problema. El recrecimiento no es bueno ni para Aragón ni para Navarra. Es un proyecto que pretende tragar el agua de cada vez más lugares para negociar con ella”, leyó en el manifiesto conjunto Iker Aramendia, de Yesa+No Lanak Gelditu.
Recordó el portavoz que el presupuesto de la obra se ha disparado por 4, lo que calificó de robo como consecuencia de la cacareada falta de seguridad.
Por su parte, Idoia Redín y Beatriz Osés dieron lectura al manifiesto en nombre de los habitantes del Salazar, Almiradío de Navascués, Romanzado y Lumbier, contra el plan que trasvasaría los 2/3 del caudal del Salazar y que pone en peligro el futuro de sus pueblos. “Ni una sola gota del río Salazar para el recrecimiento de Yesa”.
Finalmente, Miguel Solana, de la asociación Río Aragón, recalcó la importancia del momento actual en el que sale a la luz la desconfianza que está generando la CHE. “Se han gastado 250 millones de euros en 17 años y pueden gastarse otros 200 millones hasta el año 2023”, advirtió.
“Es el momento de replantear todo y detenerles. Con la movilización, lo lograremos”, concluyeron.