Preocupa la situación de los embalses navarros que, a día de hoy, están al la mitad de su capacidad como consecuencia de la sequía que sufre la Comunidad Foral en los últimos meses. Especialmente bajos son los niveles de Itoiz y Yesa, que son los principales suministradores de agua tanto para regadío como para consumo humano. El embalse de Yesa está al 39% de su capacidad, después de que haya descendido 10 puntos porcentuales en las últimas dos semanas, y el de Itoiz, al 53%.

Tras el mes de mayo más seco del último siglo, los meses de junio y julio han sido también cálidos y secos, lo que ha originado que el agua almacenada del conjunto de los embalses navarros haya descendido del 66% de junio al 50% actual. Estos y otros datos se recogen en el comentario meteorológico que todos los meses realiza el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente. El resto de embalses tienen un volumen algo superior: Nagore está al 88%; Mairaga al 76%; Alloz al 70%; Eugui al 65%; e Irabia al 48%.

La ausencia de precipitaciones y las altas temperaturas han llevado a una sequía que ya tiene sus consecuencias en la población: Ocho localidades de la Ribera no pueden regar sus parques y jardines por la sequía. En concreto, La Mancomunidad de Aguas del Moncayo, a la que pertenecen las localidades navarras de Corella, Barillas, Ablitas, Monteagudo, Tulebras, Murchante, Ribaforada y Buñuel, publicó un bando municipal en el cual se insta a cesar "el riego de parques y jardines" y a limitar "al máximo" el consumo de agua en piscinas debido a la acechante sequía. Asimismo, se llama a que los ayuntamientos de dichos municipios "promuevan y alienten el consumo de agua estrictamente necesario para la población".

En cuanto a las precipitaciones en el mes de julio, no llegaron a alcanzar el 50% de la media en la mitad norte de Navarra, aunque en la mitad sur casi todas las estaciones superaron el 75% de dichos valores, llegando en algunas estaciones de la Zona Media a registrar el doble de ellos. En el tercio norte el carácter dominante fue el muy seco, mientras que en la zona más occidental del tercio central el carácter fue seco, aumentando el grado de humedad según se avanza hacia el este, donde en varias estaciones el mes ha resultado muy húmedo. Por su parte, en las estaciones más próximas al Valle del Ebro el mes fue normal y, en el resto, entre húmedo y muy húmedo.

Sin embargo, la escasez de lluvias en Navarra se remonta a meses atrás. De hecho, según apunta Peio Oria, entre el 1 de mayo y el 20 de julio, en la Comarca de Pamplona “no ha llovido ni la cuarta parte de lo normal en estas fechas”. “Además, de esa cuarta parte que ha llovido, casi todo fue del día 6 de julio, el último día con precipitaciones en la comarca. Hasta entonces no había llovido prácticamente nada, unos 5 litros por metro cuadrado en tres meses”, expone Oria.

Los ríos, con caudal mínimo

Por otra parte, los ríos de la Comunidad Foral también pasan por su momento de menor caudal –estiaje–. El río Arga a su paso por Pamplona llevaba tan solo un caudal de 0,6 metros cúbicos por segundo (m3/s), cuando la media del año pasado fue de 9,68. El Ebro en Mendavia arrastra un caudal de 44,92 m3/s, siendo la media del año pasado de 87,85.

Activada la alerta naranja por altas temperaturas a a partir de hoy en Navarra

El Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) activa a partir de hoy la alerta naranja por altas temperaturas en toda Navarra, a excepción de la Ribera del Ebro donde se prevé que sea amarilla, según la Aemet. La alerta naranja actual se prevé que dure tres días para la Comunidad Foral, donde se superarán los umbrales de temperatura mínima de 18 grados y de máxima de 36 hoy, mañana y el viernes. 

Ante esta situación, el Gobierno foral aconseja a la población protegerse del sol, hidratarse con más frecuencia, incluso sin sensación de sed, y evitar hacer las actividades físicas más intensas durante las horas centrales del día (12:00 a 17:00), especialmente las personas mayores, menores, población trabajadora y personas con enfermedades crónicas. 

Además, pone especial énfasis en la seguridad en el ámbito laboral, evitando situaciones que puedan generar estrés térmico por calor en el ámbito laboral y adaptando y planificando horarios y descansos durante la jornada laboral. Es importante programar las tareas más pesadas en momentos con menos calor y establecer ciclos de trabajo y descanso; asegurar en interiores el correcto funcionamiento de la climatización y ventilación; y, en exteriores, habilitar zonas de sombra y puntos de hidratación.