Llevaba 26 horas sin dormir y aun así, tras haber consumido alcohol y anfetaminas, decidió ponerse al volante de su Citroen ZX para regresar a Pamplona. Lo hacía a las 7.05 horas del 6 de octubre de 2019 por la carretera N-240-A. Se había pasado la noche de juerga en un concejo de la Comarca de Pamplona. Así, a la altura del kilómetro 7,8 de la citada vía, en Berrioplano, el conductor perdió el control del vehículo a consecuencia del peligroso cóctel que había ingerido y la falta de horas de sueño. Entonces, el acusado invadió el arcén derecho, rozó la vegetación aledaña y luego realizó un maniobra de giro a la izquierda para tratar de retornar al carril. En ese momento, pasaba por el lugar caminando en su vuelta a casa a Añézcar el joven Jagoba Micó Sánchez, oriundo de Donosti y de 23 años. El chico, según la sentencia, caminaba por el interior del arcén derecho de la carretera.

Pese a caminar por dentro del arcén, el peatón fue arrollado por la parte anterior derecha del vehículo y fue impulsado contra el parabrisas del vehículo y siendo arrastrado sobre el capó y la luna delantera. Mientras, el vehículo se salió nuevamente de la vía, chocó contra el talud y volcó. A consecuencia de la fuerte colisión, Jagoba Micó falleció minutos después por una hemorragia masiva.

El atropello se produjo con tiempo seco y despejado, en un tramo de vía sin iluminación artificial, con circulación escasa. El conductor fue ingresado por las lesiones que sufrió y cuatro horas después de provocar el siniestro le realizaron análisis de sangre, en los que arrojó 0,30 gramos de alcohol por litro de sangre y 0,295 mg. de anfetamina, lo que demuestra que el acusado había ingerido esa sustancia con anterioridad a la conducción y se encontraba influenciado por la misma en el momento del siniestro, según el médico forense.

Dicha ingesta puede suponer una disminución de la sensación de fatiga, pudiendo llegar a un agotamiento agudo, retrasando la aparición del sueño y pudiendo presentarse horas después una irresistible necesidad de dormir muy peligrosa para la conducción. Además, el acusado, en el momento del accidente, habría presentado una tasa de alcohol en sangre de 0,71 gr. por litro, superior a la legal (0,5 gramos). Dicho conductor está privado del permiso de conducir desde enero de 2020.

Todo lo que se narra con anterioridad son los hechos probados de la sentencia del Juzgado de lo Penal número 4 de Pamplona que condena a ese conductor, que solo tenía 20 años, a 2,5 de prisión por el atropello mortal del joven de Añézcar. Se le aplica la atenuante de reparación del daño (depositó 6.000 euros antes del juicio). También la condena le priva cuatro años del permiso de conducir y la compañía aseguradora tendrá que indemnizar a los padres y dos hermanos del fallecido con 180.000 euros.

La defensa del conductor recurrió la sentencia, cuestionando la legalidad de los análisis que se le practicaron y solicitando que se le rebajara más la pena por la atenuante de reparación, pero la Sección Primera de la Audiencia ha confirmado dicho fallo en su integridad. El tribunal considera que no se puede decretar la nulidad de la extracción y posterior análisis de sangre que tuvo lugar en el hospital, puesto que fue consentida. Además, la Audiencia afirma que “el recurrente se puso al volante después de haber consumido alcohol, ingerido drogas y no haber dormido en las 26 horas precedentes, es claro que condujo temeraria e imprudentemente. Aún más, cualquiera de los tres factores, aisladamente considerados, daría lugar a una conducción gravemente imprudente, pero la suma y combinación de los tres factores da lugar a una conducción extremadamente imprudente. El procesado también alegaba una posible negligencia en el peatón fallecido, pero la Sala acredita que las grabaciones de vídeo cercanas no ponen de manifiesto ninguna deambulación irregular o irresponsable por parte de la víctima.

LOS DETALLES

El conductor iba influenciado por el alcohol, anfetaminas y las horas de sueño, puesto que llevaba 26 horas sin dormir. El conductor acusado regresaba en octubre de 2019 a su domicilio desde un pequeño concejo de la Comarca de Pamplona donde había pasado toda la noche tomando alcohol y anfetaminas. No había dormido en las 26 horas precedentes.

Invadió el arcén contrario. El conductor solo tenía 20 años en el momento de los hechos, el fallecido tenía 23. Era Jagoba Micó Sánchez, vecino de Añézcar, donde vivía con sus padres y tenía dos hermanos. Procedían de Donosti. El fallecido regresaba a casa a primera hora de la mañana y lo hacía por dentro del arcén. El conductor, que circulaba en sentido contrario, perdió el control de su coche, se salió de la vía por la derecha, retomó el carril con una maniobra brusca y entonces arrolló al peatón en el arcén contrario.