El 10 de diciembre se sometió a una nueva revisión médica y por el momento no ha perdido capacidad pulmonar. Llegará en junio el próximo chequeo, como viene realizando cada seis meses. “Es lo que hay. Salvo que se complique con el covid, normalmente esta enfermedad es de evolución lenta, aunque nunca se sabe”, resopla Jesús Uzkudun.

Al histórico sindicalista le diagnosticaron hace dos años asbestosis, una enfermedad pulmonar crónica causada por la inhalación de fibras de amianto, el mineral mortal e invisible que amenaza sigilosamente, el mismo que desde hace tanto tiempo viene denunciando. “Precisamente por eso es importante que los médicos comuniquen las sospechas”, subraya Uzkudun, portavoz de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi, Asviamie.

Esta organización ha solicitado una reunión con el Ararteko y el Departamento de Salud tras constatar que en las consultas médicas “se ve la enfermedad pero se no comunican las sospechas” de que ese diagnóstico puede estar derivado de la exposición a productos cancerígenos durante el tiempo en el que estuvieron trabajando los afectados.

“Salvo que seas una persona relacionada con nosotros, son cuestiones que quedan ocultas. Estamos hablando de sospechas que no se comunican por desidia, y ante una sanidad colapsada como la actual, es complicado luchar por el reconocimiento de una enfermedad que se silencia”, denuncia.

La lucha de las víctimas está dando, en todo caso, resultados, según se desprende de la propia información que ha publicado este jueves el sistema de notificación Cepross de la Seguridad Social. El registro da cuenta durante el último año de un total de 107 cánceres reconocidos como enfermedad profesional en el Estado, 76 a causa del amianto, de los cuales 56 corresponden a Euskal Herria. “Por lo menos estamos logrando que las estadísticas de la Seguridad Social recojan mejor lo declarado”, indica el sindicalista.

Sensibilidad creciente

Asviamie valora el progresivo reconocimiento de casos, “desde fundiciones hasta pequeñas empresas del automóvil”. Una sensibilidad creciente a esta realidad, muy por encima de lo que ocurre en el Estado, en buena medida gracias al tesón de este hombre que dice encontrarse “estable y activo”. Es lo que, a fin de cuentas, le mantiene “joven” a este sindicalista de 73 años. Han transcurrido ya dos décadas desde que inició su particular batalla alertando de las consecuencias del amianto, desde la época en la que fue nombrado responsable de Salud Laboral de CCOO en Gipuzkoa.

Esta misma semana ha registrado en la Seguridad Social varios casos más, y tiene previsto hacer otro tanto en los próximos días. “Estoy desbordado, pendiente de varias resoluciones”, explica el vecino de Hernani, satisfecho con una de las últimas notificaciones. En concreto, la de un pensionista de 93 años al que la Seguridad Social ha reconocido una Incapacidad Permanente Absoluta al entender que la enfermedad respiratoria crónica que padece –asbestosis– la contrajo mientras trabajó en la fundición de CAF Beasain.

Como consecuencia del reconocimiento del origen profesional de la asbestosis, el pensionista ha visto doblada la cuantía de su pensión mensual. “Fue tras su ingreso hospitalario por problemas de salud cuando el hijo comienza a valorar los recursos que existen. Y fue entonces, cuando se pusieron en contacto con nosotros, cuando advertimos la enfermedad profesional”, relata el portavoz.

Reconoce que con el paso del tiempo y el minucioso estudio de los documentos que han ido pasando por sus manos, “al final van aprendiendo a estudiar los informes médicos”. Menciona dos casos pendientes de resolución de la Seguridad Social. El de dos personas fallecidas por fibrosis pulmonar, cuyas viudas acudieron a la asociación. “Uno de ellos era carpintero en el sector naval; el otro soldador, empleado en diferentes fundiciones. Si tenían fibrosis pulmonar no fue ni por casualidad ni por castigo divino. El problema es que si el médico no lo comunica, esa información queda oculta”, recalca el sindicalista. “Algunos médicos pueden creer que al comunicar sospecha les vamos a utilizar en el juicio, algo que nunca hacemos”, subraya.

En el caso del pensionista de 93 años, la asociación critica que "si los médicos que diagnosticaron la enfermedad respiratoria hubieran cumplido con su obligación de comunicar sospecha, hace años la Seguridad Social le habría reconocido la prestación derivada de enfermedad profesional al enfermo". En este sentido, Asviamie recuerda que no es la primera vez que denuncia el "incumplimiento” del Real Decreto 1299/2006 por los médicos de Osakidetza. La asociación incide en que este Decreto "obliga a los profesionales sanitarios a comunicar sospecha a Osalan, al diagnosticar una enfermedad, cuyo origen puede ser derivada de la actividad laboral desarrollada décadas atrás".