El día que Carmen dejó de ser golpeada por su hija y empezó a sentirse querida
La mediación salvó la relación de una madre que vivía en Pamplona un drama con su hija adicta a varias sustancias
La relación entre madre e hija no era ningún cuento de hadas. El consumo abundante de tóxicos por parte de la joven habían llevado al límite los encontronazos que mantenían hasta que Carmen tuvo que reclamar la intervención policial para poner fin a uno de los episodios más violentos que había sufrido por parte de su hija.
El hecho de que se interpusiera una denuncia y se viniera encima un complejo proceso judicial puso a madre e hija ante el espejo. Y ahí, a la hora de mirarse de frente, fue decisivo que el asunto terminara encaminándose hacia la Justicia restaurativa. Este es uno de los casos que refleja el boletín del servicio de Ejecución de Penas que lleva por nombre Noticias Restaurativas. La mediación salvó la conflictiva relación de esta madre con su hija.
“Esta Justicia busca humanizar el proceso, se trata tanto de escuchar como de ser escuchado”
La progenitora narra que al comienzo no tenía muchas esperanzas en el proceso, pero que las mediadoras les ofrecieron una gran confianza para hablar cosas de las que nunca habían hablado en buena sintonía. Se descubrieron a sí mismas y empezaron a realizar actividades caseras en común. Era parte del proceso restaurativo. Ambas habían llegado a Pamplona desde Latinoamérica después de que la madre dejara allí a su hija, con 14 años, que llegó dos años después pero con un temperamento visceral y muy cambiado.
La joven empezó a meterse en problemas y de hecho, debido a una condena penal anterior, tuvo que ingresar en la cárcel cuando se encontraba en pleno proceso restaurativo con su madre. Aun así, esta acudía a verla al centro penitenciario y seguía viendo una progresión evidente en sus relaciones, cosas que nunca se habían dicho y abrazos que no se habían dado antes.
La mediación penal logra su récord con 779 casos y el 60% acaba en un acuerdo exitoso
La buena conducta de la reclusa le llevó a obtener un tercer grado si su madre la aceptaba en casa: “¿Cómo no la voy a aceptar si es toda mi vida? Aquí solo nos tenemos la una a la otra”, respondió Carmen a la propuesta. Atrás quedaron el maltrato y las ganas de tirar la toalla. El cambio en su hija era radical y, espera, que irreversible. Lo hizo posible un proceso de mediación que “ha cambiado nuestras vidas. No lo voy a olvidar nunca. Nos ha hecho cambiar nuestra forma de comunicarnos”.
La pelea por un patinete a punto de atropellarle en la Rochapea
Temas
Más en Sociedad
-
El arzobispo de Burgos declarará el 7 de mayo por una denuncia de las exmonjas de Belorado
-
La Justicia navarra confirma la anulación del programa educativo Skolae por errores en su tramitación
-
El alcalde que salvó la vida a una vecina sin respirador tras ir llamando puerta a puerta
-
Navarra celebra la 8ª edición del concurso 'Diversidad fuente de riqueza'