Las redes sociales como Instagram, cuyo uso habitual es compartir imágenes y fotografías de todo tipo, se ha convertido también en los últimos tiempos en un caladero importante para que criminales y pederastas puedan aprovecharse de menores a las que, a través de engaños, consiguen camelar y de esta forma abusar de ellas. Así ocurrió en un caso que se juzgó ayer en la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra y en el que hubo conformidad por todas las partes. El acusado, Geovanny Alexander D.R., en prisión provisional desde febrero de 2022, fue condenado a 11 años de prisión por un delito de violación y otro de agresión sexual cometidos sobre dos menores, de 12 y 11 años respectivamente. Además, se le condenó por un delito de acoso informático por haber contactado con otra menor a la que propuso pagar por tener sexo, sin que llegaran luego a producirse dichos encuentros con ella. El violador, que actuó sin violencia ni intimidación pero sobre una menor que no podía consentir, será expulsado del territorio nacional cuando cumpla parte de la pena, parte que decidirá el tribunal en la ejecución de la sentencia.

El acuerdo alcanzado entre la Fiscalía, acusación particular y defensa expone que el procesado, que no tenía antecedentes penales, simuló ser menor de edad y con el fin de mantener citas de carácter sexual, se puso en contacto a través de la red social Instagram con tres menores de 16 años de edad. A principios de noviembre de 2021, el procesado contactó por Instagram con una menor que tenía 11 años con el propósito de concertar encuentros de tipo sexual con ella. En uno de estos encuentros, actuando con ánimo libidinoso, pasó un brazo por encima de los hombros de la víctima y aprovecho para efectuarle un tocamiento en el pecho. Por ello ha sido condenado a dos años de cárcel.

En otra ocasión, el procesado contactó a través de la misma red con otra menor, de 14 años en esta ocasión, a la que envió varios mensajes durante el mes de febrero de 2022 en los que llegó a ofrecer 500 euros a cambio de tener encuentros sexuales o tener diversas prácticas. Sin embargo, nunca llegaron a verse y no se produjeron los encuentros.

Por último, en el caso más grave por el que aceptó una condena de 9 años de cárcel por violación, escribió a través de Instagram a otra menor de 12 años. En uno de esos encuentros, en diciembre de 2021, se produjo una primera agresión sexual en un parque. Más tarde, en concreto un mes después, el acusado le pidió en dos ocasiones a la víctima que se subiera encima de él y simuló los movimientos de una relación sexual.

En los dos primeros casos el procesado ha sido condenado también a una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación durante cinco años respecto a cada menor víctima, mientras que en el último caso ha sido condenado a 10 años de alejamiento.