La periodista Pepa Montero Mérida trabaja en 65yMAS, un periódico online que nació hace cuatro años y que está “especializado en un público mayor de 65 años y también sénior”. La comunicadora sostiene que “la discriminación de la persona mayor empieza por el lenguaje que empleamos para hablar con ellos, de ellos y para ellos”. Recomienda no usar términos como viejo, anciano o abuelo y no caer en el infantilismo, si bien “no hay reglas escritas. La mejor es la empatía y el sentido común”. 

¿Qué mensaje quiere trasladar en el taller ‘Edadismo en el lenguaje’?

–Cuando empezamos, comenzamos a hablar de edadismo en general, que es la discriminación que sufren las personas mayores exclusivamente por la edad, todos los estereotipos e ideas preconcebidas que inciden en una visión que se tiene muy alejada de su realidad. Como nos llamaron para hacer este seminario, lo hemos adaptado al edadismo en el lenguaje: cómo el lenguaje es la primera discriminación que se hace sobre las personas mayores. 

¿Cuáles son esas frases o palabras que hay que evitar porque atentan contra las personas mayores? 

–Los mayores de 65 años hoy son el 20% de la población, 9,5 millones de personas. Existe la idea equivocada de que son personas no válidas por el simple hecho de estar jubiladas. Nosotros queremos hacer hincapié en que están jubiladas de la vida laboral, pero no de la vida. De hecho, una de las cosas que ocurre con el edadismo, que es este cúmulo de perjuicios que hace que se tenga una visión totalmente distorsionada de las personas mayores, es que se homogeneiza a todas las personas mayores de 65 años, cuando es un colectivo tan amplio y heterogéneo. Está la persona de 65 recién jubilada, está la de 70 años, de 75, de 80, de 85, de 90... Hay que evitar hablar de ellos como un colectivo homogéneo, como un colectivo que tiene problemas, que es un gasto, porque son pensionistas y van a arruinar a la Seguridad Social, y hay que poner en valor que es un colectivo muy heterogéneo, muy válido, que contribuye muchísimo a la sociedad y que tiene muchísimo que aportar. Por ejemplo, los mayores de 65 años generan el 26% del PIB español y pagan solo en IRPF 17.000 millones de euros; para nada es un colectivo que se ha jubilado, al revés. ¿Cuál es el problema del edadismo? Que se les encasilla a todos como mayores, jubilados y viejos y una de las cosas que hay que cambiar es que la visión que se da desde las instituciones, las empresas, los medios de comunicación y la publicidad es eso. Hay que destacar los valores positivos, que hay muchísimos, y ahí entra el lenguaje. Como tú hables con las personas mayores, de ellas y a ellas está denotando una visión que tenemos que, si cambiamos el lenguaje, cambiamos la visión.

“Se trata de hablar con respeto, con cariño, pero no con paternalismo, ni con autoritarismo”

Pepa Montero - Periodista

¿Cuáles son las claves o reglas para evitar caer en el edadismo? 

–No hay reglas escritas a la hora de prohibir o de recomendar una expresión, siempre digo que hay que utilizar la empatía y el sentido común y, por supuesto, no usar términos peyorativos. Al final es hablar con educación, con respeto, con cariño, pero no hablar ni con paternalismo, ni con autoritarismo, ni tampoco usar demasiados términos coloquiales. Para hablar de este colectivo, hablamos de personas mayores, de mayores, de séniors o de personas de edad avanzada. Nunca viejo o anciano, porque tienen una connotación negativa. 

Y en el ámbito sanitario, ¿qué conviene hacer?

–Hay que evitar la cosificación a toda costa: la del alzhéimer, la de la silla de ruedas, los demenciados... Quienes hablan así no lo hacen para herir, sino por economía de tiempo, pero hay que procurar un lenguaje neutro.