A veces, con algo de esfuerzo y mucha ilusión, cualquier sueño se puede cumplir. Y si no que se lo digan al alumnado del colegio de Educación Especial Andrés Muñoz que, en colaboración con la asociación Lantxotegi, ha conseguido montar en bicicletas adaptadas.

Y es que el deporte es algo que todo el mundo debería poder disfrutar, por eso el centro escolar decidió reparar las bicicletas de tres ruedas que utilizaban hace tiempo en las sesiones de Educación Física.

“Nos ofrecieron la oportunidad de arreglar esas bicis y aceptamos hacerlo”, señala Julen Santa Cruz, profesor en Lantxotegi. En una primera visita al colegio, pudieron analizar su estado. “No tenían freno y las ruedas estaban oxidadas”, recuerda Julen. Así que se pusieron manos a la obra.

El proceso

Cuatro horas a la semana durante tres meses dan para mucho. En Lantxotegi, durante ese periodo de tiempo, trabajaron en reparar las bicicletas. Con la ayuda de estudiantes de Formación Profesional Especial (FPE) de Andrés Muñoz, realizaron un análisis-diagnóstico de los arreglos necesarios para la puesta a punto. “Hicieron un buen trabajo de investigación sobre la mecánica de las bicis. Se organizaron muy bien para controlar los tiempos y comprar los materiales que hacían falta”, añade Julen.

Alumnos prueban las bicicletas en un circuito. Cedida

Por su parte, Rubén Lozano, profesor técnico de FPE en el centro Andrés Muñoz, destaca que los estudiantes hicieron una gran labor para descubrir qué fallaba en las bicicletas y qué no. “Son unas bicis que ya tienen sus años y conseguir algunas piezas no fue sencillo”, subraya.

Pero para los alumnos que participaron en la iniciativa lo más importante ha sido, sin duda, el compañerismo y la amistad que nació a raíz de este proyecto con los alumnos y alumnas del colegio Andrés Muñoz. “Para ellos ha significado mucho más que arreglar unos medios de transporte”, comenta Julen. Así, Lantxotegi y Andrés Muñoz se abrazaron para dar como resultado una propuesta que profesores y alumnos califican como “muy enriquecedora”.

Alicia Fernández, maestra de Pedagogía Terapéutica en el centro escolar, manifiesta que este tipo de iniciativas son muy importantes para dar visibilidad al colegio y a sus estudiantes. “Muchas veces nuestro alumnado queda invisible a los ojos de la sociedad y queremos que se nos vea”, subraya. Por eso con la colaboración entre entidades se visibiliza “de manera positiva a las personas con discapacidad”.

Tras unos meses de expectación, una vez terminadas las bicicletas en Lantxotegi, el alumnado de Andrés Muñoz pudo probarlas.

La prueba definitiva

En las instalaciones del centro escolar prepararon un circuito, y entre risas y aplausos, la reparación de las bicicletas fue todo un éxito. “Les vieron llegar con las bicis y fue muy emotivo, estaban muy emocionados. ¡Los alumnos de Lantxotegi incluso las adornaron! Para nosotros fue como una fiesta”, explica Alicia, todavía con una sonrisa en el rostro.

“Pasamos la mañana juntos y preparamos un circuito para probar las bicicletas y ver la practicidad y sentido de este trabajo”, concreta María Basterra, profesora del Colegio de Educación Especial Andrés Muñoz. El día de la entrega de las bicicletas, es decir, el pasado 26 de mayo, ambas partes del proyecto quedaron “impresionadas” con los resultados. “Se esforzaron mucho en que todo esto funcionase, y para los alumnos de Lantxotegi el hecho de ver como los jóvenes disfrutaban de su creación les hizo disfrutar a ellos también. Ha sido una iniciativa muy enriquecedora y muy bonita”, añade Rubén, satisfecho con el proyecto.

Contentos y orgullosos después de todo el esfuerzo realizado, los centros Lantxotegi y Andrés Muñoz disfrutaron de la mañana con un almuerzo en el que pudieron intercambiar impresiones e ideas. Ahora, para el alumnado de Andrés Muñoz esas bicicletas suponen disfrutar del deporte sin barreras y, sobre todo, supone un paso hacia delante en una sociedad inclusiva.