¿Cuándo una persona debe plantearse que tiene un problema de exceso de peso y debe ponerse manos a la obra para revertir la situación? La jefa de la sección de Nutrición del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Navarra (HUN), Ana Zugasti Murillo, responde que “si alguien gana mucho peso de forma rápida –más de 10 kilogramos en un período de 6 meses– o tiene un índice de masa corporal superior a 30 o un perímetro abdominal de riesgo –más de 102 centímetros en hombres y 88 en mujeres–, tiene que consultar con su equipo de Atención Primaria para una valoración más detallada y establecer un plan de tratamiento”.

No obstante, casi la mitad –el 48,3%– de la población de la Comunidad Foral de 18 y más años tiene exceso de peso, según la Encuesta Social y de Condiciones de Vida de Navarra del año 2021, de manera que el 34,3% padece sobrepeso y el 14%, obesidad. Por sexo, la prevalencia de sobrepeso es del 44,7% en hombres y del 23,6% en mujeres y de la obesidad es del 15,9% y el 12%, respectivamente. Se trata, por tanto, de uno de los principales problemas de salud que hay en la actualidad pero parece que no se toma con el rigor científico que se merece. ¿Por qué? “Porque se sigue echando la culpa al paciente y tanto la sociedad como muchos profesionales sanitarios siguen pensando que el tratamiento es tan sencillo como comer menos y gastar más”, afirma la facultativa especialista.

Los errores más frecuentes

Preguntada por cuáles son los errores más frecuentes que cometemos a la hora de intentar perder peso, la doctora Zugasti considera que “tener prisa y no tener en cuenta que en la mayoría de los casos es una enfermedad crónica –para toda la vida–, igual que la hipertensión, la diabetes o la dislipemia”.

En el manejo de la obesidad, explica la experta, los principales objetivos “son mantener al paciente metabólicamente sano, disminuyendo en lo posible el riesgo metabólico, previniendo o tratando las complicaciones si ya están presentes, evitar la estigmatización y la discriminación y restaurar el bienestar, mejorando la imagen corporal y la autoestima”.

De hecho, la especialista asegura que “la pérdida de peso corporal per se no se considera la primera prioridad. Los objetivos, en términos de magnitud y velocidad de la pérdida de peso, deben ser progresivos y alcanzables. Además del peso como parámetro principal, es recomendable centrar los objetivos en los cambios de estilo de vida, la composición corporal (disminuir la masa grasa y promover la mejora o mantenimiento de la masa magra), así como la disminución de la circunferencia de la cintura”.

En definitiva, la doctora Zugasti concluye que para tener un peso saludable hay que “mantener buenos hábitos de vida: dieta equilibrada, en el marco de un patrón mediterráneo, ejercicio de forma regular y un buen control del estrés y del ritmo de sueño” y, además, considera “fundamental” para la adquisición de estos buenos hábitos que esta receta se siga “desde etapas precoces, como primera medida en la prevención de la obesidad”.