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– Después de un viaje espacial de siete años, una cápsula de la NASA aterrizará el domingo en el desierto de Utah con una valiosa carga: un puñado de rocas y polvo del asteroide Bennu, que promete proporcionar información única sobre la formación del sistema solar hace unos 4.500 millones de años. Será la primera vez que consiga traer a la Tierra las muestras de un asteroide. La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) logró recuperar restos de asteroides en 2020, pero se trató de una cantidad mínima, no más que la de una cucharadita de polvo y rocas.

Esta misión de la NASA, bautizada como Osiris-Rex, espera haber recolectado 250 gramos de restos del asteroide Bennu, aunque no se sabrá con certeza hasta que se abra la cápsula que los contiene el 26 de septiembre. Los expertos creen que Bennu contiene moléculas que se remontan a la formación del sistema solar hace 4.500 millones de años y que podría arrojar luz sobre preguntas que han intrigado a la humanidad durante siglos, como el origen de la vida.

¿Por qué Bennu?

Precisamente, la NASA eligió Bennu porque es relativamente rico en moléculas orgánicas y podría ayudar a responder una de las grandes incógnitas de la ciencia: ¿Cómo consiguió la Tierra tener una abundancia de moléculas orgánicas y agua líquida, dos ingredientes clave para la vida? Los científicos creen que esas moléculas podrían haber llegado a nuestro planeta a bordo de meteoritos y, por tanto, analizar la composición de Bennu les servirá esclarecer qué papel podrían haber jugado los cuerpos celestes en el origen de la vida.

Además de la composición de Bennu, la otra razón por la que los científicos lo eligieron es porque tiene una órbita que es muy conocida, lo que facilitó que la nave nodriza Osiris-Rex pudiera acercarse para tomar muestras. En concreto, Bennu orbita alrededor del sol cada 14 meses, mientras rota cada cuatro horas. Descubierto en 1999, se cree que Bennu se formó a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Mide medio kilómetro de ancho, aproximadamente la altura del Empire State Building, y su superficie negra y rugosa está llena de rocas grandes.

Además, existe la hipótesis de que Bennu colisione con la Tierra en 159 años y, aunque esta posibilidad es de solo un 0,057%, esta misión de la NASA también serviría para ver cómo cambiar la trayectoria del asteroide si fuera necesario, dijo el argentino Lucas Paganini, científico planetario de la NASA.

Cuando el domingo Osiris-Rex esté a una distancia de unos 102.000 kilómetros de nuestro planeta, la soltará para que inicie su último tramo del viaje hasta una zona del desierto de Utah que mide 58 kilómetros por 14 kilómetros. La cápsula entrará en la atmósfera terrestre a una velocidad de 44.500 kilómetros por hora. Después de ingresar en la atmósfera, se abrirá un paracaídas y, tras un descenso de unos 13 minutos, aterrizará a las 08:55 hora local (14:55 GMT) en el desierto. l