La mortalidad general de Navarra se está situando en este 2023 por debajo de lo esperado, con menos muertes que las previstas por los expertos, después del exceso que se ha vivido en determinadas épocas por el impacto del coronavirus. La Comunidad Foral registra en lo que va de año 137 fallecidos menos de los esperados, una circunstancia que Salud Pública achaca a una temporada de virus respiratorios suave y a una repercusión moderada de las olas de calor, y que devuelve la mortalidad general de Navarra a valores previos a la pandemia. Se trata de una tendencia que se sigue también a nivel estatal: según el sistema de monitorización MoMo del Instituto Carlos III de Madrid, en el Estado se han registrado este año 10.000 muertes menos de las esperadas.

Hay varios racionamientos de expertos que explican este descenso. Uno es que la covid-19 provocó la muerte de muchas personas mayores y vulnerables durante la pandemia, lo mismo que las fuertes olas de calor que se vivieron en el verano de 2022, que probablemente hubiesen acabado falleciendo por otra causa poco tiempo después. Otro, por ejemplo, es el que defiende Jesús Castilla, jefe de la Sección de Enfermedades Transmisibles del Instituto de Salud Pública: “Después de grandes picos, siempre vienen valles”, es decir, que tras el enorme exceso de mortalidad de 2020 –más de 1.000 fallecidos por encima de lo esperado– es lógico que ahora los decesos se sitúen en cifras por debajo de lo esperado.

Pero este 2023 no ha sido el único año en el que ha habido menos muertes de las esperadas y, si se mira con perspectiva, detalla Castilla, en estos últimos cinco años el paso del coronavirus “no ha tenido un impacto ni en las tasas de mortalidad general ni en la esperanza de vida”.

Pudiera pensarse que la pandemia disparó la mortalidad general de Navarra –y en determinadas semanas y meses así fue, especialmente en marzo y abril de 2020–, pero si se mira con perspectiva la mortalidad de la Comunidad Foral de los últimos 5 años, la fotografía deja unas cifras de fallecidos relativamente equilibradas.

Según el análisis de Salud Pública –que ajusta los datos por edad y sexo y tiene en cuenta variables demográficas y sanitarias más allá de las estadísticas–, en 2019 la tasa de mortalidad en Navarra fue un 6,9% menor de lo esperado, según Castilla, por una gripe suave y un verano no muy caluroso. Pero la llegada del coronavirus hizo que los fallecidos se disparasen ese año muy por encima de las cifras previstas, con una tasa de exceso de mortalidad del 9,6%. Después vino un valle que compensó ese exceso: en 2021 hubo un 5,6% menos de decesos de los esperados y en 2022 volvió a registrarse un exceso de muertes aunque dentro de los rangos habituales.

No obstante, este 2023 es el primer año en el que la covid-19 no tiene una influencia directa en la mortalidad y las cifras han vuelto a niveles prepandémicos.