María Asurmedi, de 37 años, lleva una trayectoria de casi dos décadas en el baloncesto. Comenzó en Larraona y hasta que le llegaron oportunidades en segunda división, donde jugó en Bilbao, y en primera con equipos de Burgos o Galicia. En la actualidad, juega en Osés Construcción Ardoi y califica su carrera profesional como una que se ha “labrado poco a poco y a base de trabajo”.

Asurmedi reconoce que su mayor reto ha sido mantenerse “en la élite durante 20 años” y, especialmente, en un mundo en el que “la mujer parte con desventaja”. Habla de problemas no solo de remuneración, sino también de visibilidad, infraestructuras o acompañamiento. 

"Hay que facilitar la denuncia, que en muchos casos se pone a un superior"

MARÍA ASURMENDI - Jugadora del Osés Ardoi

Aunque Asurmedi no ha vivido situaciones como la de Jenni Hermoso, destaca que el impacto de este caso “ha sido brutal y muy necesario”. Afirma que este ejemplo “sirve de espejo para que otras deportistas sepamos que muchos casos que se dan en el deporte femenino no son normales y hay que denunciarlos”. Asimismo, remarca la “unión” que ha aportado entre deportistas. “Si vemos actitudes que no son las que debemos de tolerar, hay que denunciar e ir todas a una. Creo que hemos estado tolerando y aguantando muchas actitudes que dábamos como normales cuando en realidad no lo eran”. En este sentido, destaca que “el hecho de que una denuncia de este calibre haya salido públicamente y se haya visto el efecto que ha tenido ha animado a que otras deportistas denuncien situaciones que no deberíamos haber permitido”. 

Asegura que, como sociedad, el origen para un cambio de actitudes estaría en la mentalidad y en la educación. “No normalizar que el deporte es un ámbito solo masculino porque las mujeres tenemos mucha presencia, con muy buenos resultados y con papeles a valorar, algo que no ha sucedido hasta ahora”. Además, recuerda la importancia de no distinguir entre hombre y mujer en el deporte, sino de “valorar los resultados por lo que es el mero deporte”. 

Asimismo, recomienda a aquellas mujeres que han vivido una agresión apoyarse en alguien para denunciar y explicar qué está pasando para que “no lo deje pasar porque es importante alzar la voz”. Sin embargo, añade que “a veces, cuando quieres denunciar algún caso de estas características, no hay una estructura que sea imparcial. Muchas veces tienes que denunciar a alguien que es tu superior pero que está arropado por una estructura en la que cuesta abrir los ojos”. En este sentido, Asurmendi echa en falta “la existencia de algún organismo al que acudir para poder denunciar”.