La Asociación Española Contra el Cáncer ha entregado este viernes las Ayudas Investigación 2023, que dotan a Navarra de 1,6 millones de euros para poner en marcha 16 proyectos nuevos. La Comunidad Foral está en la cabeza de la investigación oncológica en España gracias a la labor realizada por "las dos Universidades, la Clínica Universidad de Navarra (CUN), el CIMA y el NAvarraBiomed que tienen muchísimo talento", defiende el presidente de la AECC Navarra.

Carlos Ruiz, Investigador en Bioinformática

“Nunca he buscado dedicarme a la ciencia, más bien me ha perseguido”

Tras trabajar como desarrollador de métodos en muchos proyectos y liderar proyectos de genética clínica, el investigador Carlos Ruiz recibió una ayuda de la AECC para investigar cómo la Inteligencia Artifical puede ayudar a mejorar el diagnóstico de síndromes meleiodisplásicos. Estos síndromes son un conjunto de enfermedades que afectan a la formación de las células sanguÍneas y tienen pronósticos muy variables, desde obesidad, diabetes o incluso leucemia. “No quiere decir que el paciente vaya a padecerlo seguro, pero sí que tiene posibilidades. Por eso, es crítico poder predecir la progresión de cada paciente para poder asignarle el tratamiento más eficiente”, sostiene Ruiz. 

Para poder personalizar los tratamientos el objetivo es dividir a los pacientes en grupos en base a sus análisis de sangre. Aquí es dónde entra la Inteligencia Artificial para “ayudar a sacar conclusiones más complicadas o que igual no son tan obvias”. 

A pesar de llevar toda su vida trabajando en ciencia él asegura que “nunca he buscado dedicarme a ella. No quería porque es un mundo muy precario e inestable”. Sin embargo, cada vez que se acercaba al mundo empresarial le han surgido oportunidades para continuar en la investigación, ahora con una nueva etapa.

 Karmele Valencia, Investigadora de cáncer de pulmón

“Somos menos investigadoras mujeres, pero no somos menos capaces que los hombres, somos buenísimas”

La doctora Karmele Valencia lleva 15 años investigando el cáncer de pulmón en el programa de tumores sólidos del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra, y fue una de las tres mujeres que recibieron estas ayudas a la investigación. En concreto, 200.000 euros durante cuatro años para inhibir la proteína DSTYK para sensibilizar a tratamientos de quimio e inmunoterapia en cáncer de pulmón. Valencia explicó que este tipo de cáncer “afecta a muchísimas personas pero que tiene una supervivencia de un 25% a los cinco años”. Esto se debe a los diagnósticos “muy tardíos”, que se realizan cuando la enfermedad “ya está muy avanzada”, y al hecho que los tratamientos actuales en la clínica (quimio, radio y, sobre todo, inmunoterapia) no terminan de funcionar en algunos pacientes.

“Para entender por qué ocurre esto cogemos el tumor e investigamos qué mutaciones tiene”. Así descubrieron una proteína, la DSTYK, que está alterada, por lo que hay un mayor número que de normal. “Cuando las células tumorales tienen esta alteración se convierten en células que son capaces de ser resientes a cualquier tipo de tratamiento”, añadió. 

De esta forma, el proyecto de Valencia trata de ver cómo si se inhibe esa proteína el tumor se vuelve a hacer sensible a los tratamientos. “Si funciona podría ser una ventana terapéutica para pacientes que previamente no tienen posibilidades terapéuticas”, remarcó Valencia. 

Mujeres y ciencia

Valencia, junto a Ainara Irigaray y Sara Izpura, fueron las tres únicas mujeres que recibieron estas ayudas, de las 16 totales. “Llegar a ser investigadora exige una serie de compromisos que como mujer siempre son un poco más difíciles, porque tienes que hipotecar ciertas cosas a ciertas edades que quizás no quieras, como la maternidad”. 

“Es verdad que todavía hay pocas mujeres, pero en ciencia, en concreto en la investigación en biología, estamos viendo muchísimas mujeres ahora y estamos en el camino de que la mujer llegue a ser investigadora principal y liderar grupos”. Para conseguirlo recordó que “hay que atreverse, luchar mucho y tenerlo muy claro, pero se puede, porque no somos menos, sino que somos buenísimas”, recordó con ánimo la doctora Valencia. 

Arturo Lecumberri, Investigador de cáncer colorrectal

“Me gustaría combinar la actividad asistencial con la investigadora”

El doctor Arturo Lecumberri fue el único de los investigadores que recibió dos ayudas. Por un lado, 140.000 euros durante cuatro años para el desarrollo de terapias CAR-T frente a tumores colorrectales. “El objetivo del proyecto es identificar dianas terapéuticas en cáncer colorrectal y diseñar células CAR-T dirigidas a ellas. Desarrollar células CAR-T efectivas en el tratamiento del cáncer colorrectal puede suponer la incorporación de nuevas estrategias terapéuticas frente a este tumor”. 

Es decir, “consiste en extraer linfocitos del paciente y modificarlos de manera que sean capaces de reconocer a la célula tumoral”. Lecumberri explicó que “hasta ahora ha demostrado beneficio en neoplasias hematológicas tales como el mieloma, la leucemia o el linfoma, pero no disponemos de estos resultados en terapias para tumores sólidos”. 

En este sentido, cuestionó la posibilidad de obtener “resultados tan significativos en tumores sólidos como en neoplasias hematológicas, por la propia naturaleza de cómo es un tumor sólido”. Sin embargo, Lecumberri mostró su confianza en conseguir su objetivo, que es “tener nuevas armas terapéuticas para tratar los diferentes tumores”

Máster en oncología

La segunda ayuda económica que recibió el doctor Lecumberri fueron 6.900 euros durante un año para financiar un máster en Oncología Molecular MOM, en el Centro de Estudios Biosanitarios (CEB), donde la principal área de interés de Lecumberri es el tratamiento de los tumores gastrointestinales y de cabeza y cuello. 

Para Lecumberri, este máster es una “oportunidad para profundizar en aspectos como el conocimiento de las bases moleculares del cáncer, que resulta fundamental para una mejor comprensión de la enfermedad oncológica, las estrategias terapéuticas actuales y las que se encuentran en desarrollo”. 

El médico aseguró que “la investigación clínica es imprescindible para que nuevos fármacos o combinaciones de fármacos ya existentes puedan incorporarse a nuestro arsenal terapéutico”. De esta forma, remarcó la importancia de que los oncólogos, entre ellos él mismo, participen en ella. 

 En el ámbito personal, aseguró que le “gustaría poder compaginar la actividad asistencial con la investigadora, no sólo en el ámbito clínico sino también en el traslacional, donde creo que los clínicos también tenemos mucho que aportar”.

Matías Ávila, Investigador de cáncer biliar

“En el cáncer biliar es clave un diagnóstico temprano”

El doctor Matías Ávila, co-director del programa de Tumores sólidos en el CIMA, recibió una ayuda de 149.875 euros durante tres años para ayudar en su investigación para mejorar el diagnóstico y tratamiento de cáncer biliar, uno de los más agresivos con tan solo un 5-10% de supervivencia a los cinco años.

Por un lado, destacó que buscan “demostrar la utilidad de un nuevo método para diagnosticar tempranamente estos tumores ”. Consiste en la detección y análisis de mutaciones genéticas en el ADN presente en la bilis de pacientes con sospecha de cáncer biliar. “Permitirá dirigir rápidamente a los pacientes a la cirugía de trasplante de hígado o a tratamientos farmacológicos adyuvantes”. 

Por otro lado, validar una nueva diana para un tratamiento farmacológico eficaz. “Esta diana es un tipo de efector ‘epigenético’, potentemente activado en todos los tumores biliares analizados en nuestro estudio preliminar”. Su inhibición farmacológica resulta en un “potente efecto antitumorigénico en modelos pre-clínicos”.