La contaminación y el cambio climático son los aliados perfectos para el polen y un gran problema para las personas alérgicas. El aumento de las temperaturas que está trayendo consigo la crisis climática está adelantando la polinización de muchas especies, lo que alarga las temporadas de polen, y algunos gases contaminantes, como el CO2, incrementan la cantidad de polen que generan las plantas.

La contaminación y el cambio climático son la tormenta perfecta para los alérgicos”, advierte Blanca García, especialista de Alergología del Hospital Universitario de Navarra (HUN). En concreto, explica, el cambio climático está provocando temperaturas más altas de lo que es habitual, lo que hace que se adelante la polinización y se retrase su finalización. Pero además, el tener un clima cada vez menos frío puede provocar que en Navarra, y en otros lugares, crezcan plantas propias de zonas más cálidas cuyo polen afecte a más personas.

En zonas urbanas, más polinización

En cuanto a la contaminación, García señala que el CO2 es bueno para las plantas porque les ayuda a realizar la fotosíntesis, por lo que “está demostrado que en zonas urbanas con mayores emisiones la polinización es mayor”.

“Además, la contaminación produce cambios en el polen y lo vuelven más agresivo. Por ejemplo, si las partículas diesel entran junto al polen en las vías respiratorias provocan una mayor irritación y hace que el organismo esté más sensible a una reacción alérgica. Por eso el calor y la contaminación hacen que los síntomas de las alergias duren más y sean más intensos”, sentencia.