Decenas de personas y familiares han acudido al 88 aniversario del fusilamiento de 52 republicanos llevado a cabo el 23 de agosto de 1936 en Valcaldera (Cadreita). La presidenta y el vicepresidente de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra 1936 (AFFNA36), Amaia Lerga y Eneko Arteta, han dirigido este acto en Pamplona, y luego, en Valcaldera.
Tal día como hoy hace 88 años, las autoridades militares y civiles “afectas al régimen” anunciaron la puesta en libertad de 53 presos republicanos de la cárcel. Pero esto nunca fue así. En realidad, fueron trasladados hasta el corral de Valcaldera, en Cadreita, donde se realizó la masacre por parte de requetés y falangistas a destacados intelectuales y dirigentes del republicanismo y el sindicalismo. Entre las víctimas se encontraban vecinos de Pamplona, Obanos, Larraga, Burguete y Villafranca. Sólo uno de los 53 presos, Honorino Arteta Echarte, logró escapar de la muerte.
El homenaje ha constado de dos actos de recuerdo, en dos espacios declarados como “Lugares de la Memoria Histórica de Navarra”. El primero de ellos ha tenido lugar en el solar de la antigua cárcel de Pamplona, junto a la restaurada puerta de la misma, la última puerta que cruzaron muchas de las víctimas. Al lugar han acudido el presidente del Parlamento foral, Unai Hualde, y representantes de UPN, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y el defensor del Pueblo de Navarra, Patxi Vera.
Banderas de la II República, música de txistu y un aurresku bailado por una dantzari, han puesto el marco a un escenario en el que los asistentes han ido dejando claveles rojos bajo la puerta de la cárcel, mientras se leían uno a uno los nombres de las 52 víctimas mortales y del superviviente de Valcaldera. Tras este acto, los familiares se han desplazado hasta Cadreita, donde se han realizado intervenciones musicales y de familiares de víctimas.
En paradero desconocido
El vicepresidente de AFFNA36, Eneko Arteta, ha querido remarcar la atrocidad de los hechos, siendo “la segunda matanza en cuanto a número de víctimas ocurrida en Navarra después de la saca de Tafalla y Monreal”. Además, ha subrayado el deseo de “recuperar y enterrar con dignidad los restos de los fallecidos, tarea que aún no ha sido posible”. Se sabe que de la fosa de Valcaldera fueron trasladados en secreto al Valle de los Caídos y que el afán de los familiares por recuperarlos posibilitó que en 1979 retornaran a Navarra, donde, tras un homenaje en Corella, se cree fueron inhumados en algún cementerio próximo. Aquí se pierde la pista de los 52 cuerpos exhumados por dos veces y que “parecen no poder descansar”.
Por su parte, la presidenta Amaia Lerga, ha señalado que se tratan de “historias que quedaron a medias, historias arrebatadas de la propia historia”. "Recuperar parte de nuestra historia y memoria enterradas en las propias cunetas es un ejercicio necesario para hacer justicia por ellos y ellas, pero también para una sociedad de paz", ha comentado haciendo referencia al futuro de la sociedad. “Sin memoria democrática, no hay futuro en libertad”, han concluido.