Eusko Ikaskuntza clausuró ayer su XIX congreso dejando abiertos varios desafíos y proyectos futuros de cara a alcanzar la cohesión social y territorial del país. En ese camino ha dejado marcada una hoja de ruta que será plasmada mediante nuevos proyectos para el desarrollo de un ecosistema de relaciones territoriales. El plan pivotará sobre los proyectos presentados en el congreso durante estas tres jornadas, así como las conclusiones y propuestas aportadas por las y los expertos.
Un millar de personas han asistido durante tres días al Palacio Europa, en Gasteiz, al cónclave en el que la Sociedad de Estudios Vascos ha presentado sus proyectos trabajados en los últimos años y contrastado con numerosas personas expecialistas en diferentes ámbitos de conocimiento. El objetivo es elaborar un plan de apoyo a las instituciones en el fomento de la diversidad y la convivencia entre la ciudadanía vasca y con conciencia crítica para la transformación.
La presidenta de Eusko Ikaskuntza, Ana Urkiza, destacó que el congreso ha tenido lugar “en el momento más propicio para analizar el futuro de la sociedad vasca a nivel de toda Euskal Herria, en una coyuntura excepcional para llevar a cabo una transición llena de oportunidades”. En este sentido, Patxi Juaristi, máximo responsable del congreso, destacó que los resultados, comentarios y propuestas recibidas han sido de gran valor.
Si en las dos primeras jornadas la temática principal de los proyectos presentados fue la socioeconómica, social y cultural, el tenor temático de la jornada de ayer fue la territorialidad el eje de debate y reflexión.
Los pueblos pequeños
Inauguró el panel el miembro de Eusko Ikaskuntza Joseba Bergaretxe defendiendo la necesidad de reforzar el vínculo de la ciudadanía con el territorio y apuntando hacia el mundo rural. “Debe promoverse el medio rural de Euskal Herria y el desarrollo de los pueblos pequeños a través de una visión integral, impulsando infraestructuras y servicios básicos, y desarrollando comunidades cohesionadas”, explicó.
También el profesor de la Universidad de Deusto Ion Muñoa apostó por el desarrollo equilibrado de los pueblos pequeños y el arraigo delsa comunidades rurales. “Son imprescindibles para garantizar un crecimiento sostenible de todo el territorio”, apostilló.
En tanto que Euskadi tiene su espacio fronterizo con su muga y su cultura fronteriza, durante la jornada de ayer se analizaron las relaciones que se producen en ese marco físico. En este contexto, Ximun Carrere, miembro del Consejo de Desarrollo de Ipar Euskal Herria, presentó el proyecto Muga Lur, mientras que la profesora de la UPV/EH Aitzpea Leizaola dio a conocer las vivencias de la diáspora en cuanto a cohesión territorial y cultura fronteriza. “Hoy en día la globalización hace que la diáspora sea más multiforme, más cambiante”, señaló la docente.
Partiendo de la base de que Euskadi es un teritorio vivo, se han estudiado los obstáculos a los que se enfrenta la ciudadanía que vive en espacios fronterizos en sus relaciones, así como la cultura que han desarrollado para superar esas dificultades. En cuanto a la diáspora se han anotado las buenas prácticas que se pueden extraer de las vivencias de esas personas de cara a mantener el apego al territorio.
Una vez presentados los proyectos de Eusko Ikaskuntza y sometidos al escrutinio y al criterio de las personas expertas y de los asistentes en general, la Sociedad de Estudios Vascos extrae como conclusión que se han identificado varias “palancas de cambio para construir un futuro mejor”.
En una nota enviada a los medios, insiste en la importancia de la conciencia comunitaria y cita como factor de cambio la transmisión de valores sociocomunitarios, la construcción de la comunidad, el fortalecimiento de la participación y la democracia, la educación y la formación, el fortalecimiento de la cooperación transfronteriza y las alianzas territoriales, así como la economía sostenible y social y la protección del medio ambiente y la sostenibilidad.
PALANCAS DE CAMBIO
En este sentido, Juaristi señala que “debemos trabajar esas palancas de cambio de forma coordinada e integrada con la implicación de todos los agentes sociales, económicos y políticos. Entre todas y todos podemos construir un futuro basado en la justicia, la inclusión y la sostenibilidad”.
El desarrollo de la cultura y la identidad también ha tenido su espacio de reflexión y propuestas durante las jornadas. En este sentido, se apela a poner en valor la cultura vasca y la diversidad cultural en el camino hacia la construcción de una identidad y una cultura más inclusivas. Una segunda propuesta aboga por la participación activa de la ciudadanía y lacomunidad en aquello que son sus necesidades e intereses. Y una última propuesta consiste en afrontar el reto de la territorialidad.