Hasta hace pocos meses, Sofía y Hung Chi no sabían ni que existía Pamplona y ahora, mes y medio después de su llegada, se muestran felices de su elección y aseguran que recomendarían a sus amigos y familiares vivir una experiencia de movilidad en esta ciudad y en sus dos universidades.

La chilena Sofía Carrasco, de 23 años, decidió venir a España por el idioma “ya que me parecía importante estudiar en un lugar donde expresarme de forma cómoda y profunda” y se decantó por la Universidad de Navarra “por ser una de las pocas universidades que ofrecía diseño de servicios”. Nunca había oído hablar de Pamplona pero investigó y lo que vio por internet le terminó de convencer. “Me gusta la tranquilidad de la ciudad. El estilo de vida es más pausado y me permite centrarme y disfrutar del día a día sin estrés. La universidad está llena de vida y me encantan las zonas verdes”, asegura Sofía. Entre los principales inconvenientes cita orientarse en la ciudad, usar el transporte público y saber dónde comprar lo que necesito. “Ahora puedo decir que estoy adaptada, pero aún no sé cuando debo salir con chaqueta”, se ríe.

La acogida en la UN ha sido muy cálida. “El Buddy Program me permitió conectar con personas antes de llegar y lo hizo todo más fácil. He podido conocer otros estudiantes de intercambio, una experiencia muy enriquecedora”, asevera. Esta joven vive en una residencia y comparte habitación con una filipina, una argentina y una colombiana. “Nos llevamos muy bien y nos divertimos compartiendo nuestras diferentes formas de hablar y costumbres”, asevera. 

Sofía estudia el grado de Diseño y sus clases son en español y en inglés, “lo que ha sido un gran desafío ya que no dominaba el idioma y estoy aprendiendo mucho”. Reconoce que en Chile es “más cuidadosa con mis cosas mientras que aquí puedo relajarme más, incluso dejo mis pertenencias en una mesa sin preocupación”. También agradece que “aquí todo está más cerca a diferencia de Chile donde hay varios campus y a veces moverse de uno a otro requiere tiempo” y reconoce que aunque hablamos el mismo idioma, “hay muchos modismos”.

Esta joven estará en Pamplona hasta después de Navidad y después seguirá recorriendo lugares. Ya ha estado en Bilbao, Donostia o Salamanca y sueña con ir a Madrid. 

De Taiwan a la UPNA

Hung Chi Huang llegó a la capital navarra a mediados de agosto. Lo hizo acompañada de su familia, que le ayudó a buscar la residencia en la que vivirá durante un año. “No sabía nada de Pamplona hasta que me admitieron en la UPNA. Entonces busqué información en internet y hablé con una profesora de mi universidad que había hecho un máster en Navarra”, recuerda Hung Chi, que agradece la excelente acogida. “El día de la bienvenida los profesores nos explicaron las carreras y los servicios universitarios y nos enseñaron el campus. Fueron muy amables y simpáticos”, asegura esta estudiante del departamento de español en la Universidad de Wenzao.

En la UPNA, Hung Chi cursa Economía (en inglés), Dirección Comercial y Habilidades Comunicativas de español (ambas en castellano). “La principal diferencia que veo entre la educación de Taiwan y España es que allá tenemos menos clases de prácticas, solo damos teoría. Creo que los estudiantes tenemos que aprender a utilizar las tecnologías antes de entrar en una empresa”, asegura. También observa que se hacen más trabajos fuera del aula y que los estudiantes preguntan sus dudas durante la clase. “En Taiwan son muy tímidos”. 

Esta taiwanesa está feliz en Pamplona. Vive en una residencia con amigas de Taiwan y otros erasmus “Buscaba una ciudad fría porque allí hace mucho calor. Me gusta Pamplona porque es tranquila, sencilla y segura. Me siento segura en la ciudad incluso paseando con mis amigas durante la noche”, remarca esta joven, que también valora la hospitalidad de la sociedad pamplonesa. “La gente es muy simpática y buena persona y están dispuestos a ayudar siempre”, agradece.

Su mayor obstáculo es el idioma. “Entiendo y hablo mal castellano así que no puedo explicar bien que quiero y no entiendo lo que me dicen. Además mucha gente no habla inglés”, se lamenta esta joven. Las clases en castellano también le resultan difíciles “aunque estoy aprendiendo mucho y los profesores siempre me ayudan. Hay muchos recursos educativos”.

Aparte de los horarios de las comidas y cenas, a Hung Chi le ha sorprendido que “los españoles abracen a sus amigos cuando se encuentran. En Taiwan no lo hacemos y me gusta”. Está feliz y quiere seguir descubriendo otras ciudades españolas y también viajar por Europa.