Víctor Otero, gerente del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN), ha informado que los profesionales colegiados en la Comunidad Foral se encuentran atentos y pendientes por la posible llamada desde el Colegio de Arquitectos de Valencia, que está creando una bolsa de especialista para poder responder a todas las necesidades de inspección de edificios que puedan surgir en torno a la zona cero. "Hay muchos edificios que van a tener lesiones y patologías y falta un buen equipo de arquitectos que puedan evaluar los riesgos".
Otero confirma que las corrientes de agua tan potentes, las alteraciones de los asientos de los edificios, el lavado del material en el que se apoyan las cimentaciones son elementos que pueden generar patologías. Para que un edificio colapse (como ha ocurrido en un inmueble histórico de Silla) suele avisar antes, lo hace a través de fisuras múltiples o grietas importantes o puede empezar a hacer ruidos extraños. Si no presenta lesiones muy sobresalientes, es raro que pueda tener un peligro inminente a nivel personal. Hay cosas que no van a pasar desapercibidas".
El gerente del colegio detalla que la tecnología, material de la estructura y antigüedad del edificio puede influir en el grado de afección de los domicilios. "Si se trata de un choque en un muro vertical, siempre va a responder peor la piedra que el hormigón, que trabaja muchísimo mejor y son estructuras más monolíticas. Si fuera una escombrera que cae encima de un edificio de piedra, esta responderá bien. La variedad patológica es múltiple en una situación tan catastrófica".
Otero explica que una situación como ésta, aunque los garajes de algunos edificios se hayan anegado por completo, ello no significa que ese inmueble esté dañado en su estructura. "El hecho de que el garaje esté anegado no va a significar que esa estructura esté más dañada. Puede estar perfecto. Esa planta ha tenido que soportar cantidad de agua pero no durante un tiempo tan severo como para que dañe el hormigón. Hay que recordar que el hormigón es impermeable".
El especialista destaca que a la hora de evaluar estar estructuras "hay muchas variables que influyen. Si son edificios de menos de 50 años, los más recientes, será de hormigón armado y ladrillo. Los más antiguos serán de piedra y ladrillo. Pero es muy difícil precisar la afección si no se ve in situ. Ahora hay que hacer trabajo de campo, empírico, y de ahí se podría hacer un mapeo interesante de cara a futuro. Será igual de interesante que contar con la aportación de los arquitectos especializados en urbanismo, que tengan la posibilidad de intervenir para minimizar las situaciones de riesgo".