Ana Aramburu, vecina de la zona 0 de Noáin: "La gente ya se ha olvidado de qué nos pasó el 13 de enero"
Ana Aramburu y Mikel Intillaque, matrimonio del portal 26, espera a que reparen su vivienda para poder retomar su vida de forma normal
La segunda explosión en Noáin tuvo lugar en el portal número 24, y esto provocó que se reventara la cristalera del número 26 y que por las ventanas del costado entraran cascotes, ladrillos y escombros dentro de las viviendas.
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La casa de Ana Aramburu, de 41 años, y Mikel Intillaque, de 45, –matrimonio que residía en el 26 B–, tiene una ventana completamente destrozada, marcas en el suelo y la pared, los techos de escayola reventados y grietas por todos los tabiques y techos. “Además de eso, tenemos media casa del vecino sobre nuestra terraza. Hay un metro de escombro”, cuenta Mikel.
En cuanto se produjo el siniestro, Mikel y Ana llevaron a sus hijas, de 9 y 12 años, a la casa de sus abuelos paternos en Añorbe y ellos se quedaron en el hotel porque “no nos veíamos capaces de irnos de aquí. Queríamos saber si teníamos o no casa”, recuerda Ana. En cuanto vieron que el tema iba para largo, trajeron a sus hijas al hotel para poder retomar el colegio y las extraescolares, en donde estuvieron alojados hasta el martes 4 de febrero. “Algunos seguros ya no cubren el alojamiento en hotel, que está pensado para siniestros de menor gravedad y reparaciones de menor duración”, explica Mikel.
Así que, la alternativa es buscar un alquiler temporal, pero en Noáin apenas hay viviendas disponibles para alquilar y, además, los vecinos de la zona 0 no saben para cuánto tiempo la necesitarán, puesto que dependen del tiempo que se tarde en restablecerse los suministros y de que se realicen las reparaciones pertinentes en cada vivienda. “Nuestra casa no tiene tantos daños como otras, a falta de certificar definitivamente que no hay daños en la estructura. Creemos que podría volver a ser habitable en semanas, pero como todavía no han empezado a hacer reparaciones, estamos con las manos atadas. De hecho, hay gente que está entrando a sus casas sin suministros y sin ventanas porque no tiene dónde ir”, señala Ana. Cuando se paran durante un segundo a valorar qué les está sucediendo, se sienten desesperanzados: “Nadie piensa que le va a pasar esto, pero llega un día en el ocurre y te ves fuera de tu casa. Y todo el mundo te dice ‘no pasa nada, ya volverás’, pero mientras tanto estamos sin casa, de baja y con medicación para dormir. Y la gente ya se ha olvidado de qué nos pasó el 13 de enero”, se lamenta.
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