Shira González vivía en el portal 24, edificio más afectado por la explosión. Con su hija de 4 años, se aloja en casa de sus padres y ha reservado un piso de alquiler porque su vuelta a casa se puede demorar hasta 2 años. 

El hotel nos salía muy caro y fuimos a casa de mis padres”, señala la vecina. “No tenemos mucha información más allá de la que teníamos hace un mes. Nosotros, que somos los más afectados, no tenemos seguridad de que vayamos a volver, no nos han dado ninguna fecha”, añade González.

La vecina de Noáin está adelantando mucho dinero que no sabe cuándo le van a poder devolver. “Estamos teniendo muchos gastos, con el nuevo piso que vamos a alquilar, y estamos a expensas de que los gastos luego repercutan al seguro de la comunidad y luego al de que sea el culpable”, afirma. 

La investigación de la causa de la explosión finalizó el pasado jueves y parece que las autoridades pronto desvelarán a quién le corresponde responder ante las pérdidas de la tragedia. “Desde el ayuntamiento no estamos teniendo mucho apoyo, nos sentimos algo abandonados y desinformados”, lamenta González. 

Su sufrimiento es compartido. Piensa en quienes le rodean en todo momento. “Aquí hay familias con hijos que no tienen la seguridad de tener otro sitio para vivir, o que su condición económica no les permite hacer gastos de más. Todo esto aparte de todos los traumas y consecuencias psicológicas que ha tenido esta tragedia en todos los vecinos, hay gente muy afectada que lo está pasando realmente mal, se te junta todo y es difícil tirar para adelante”, relata la vecina.

“Entre los vecinos nos ayudamos, cada familia tiene unas necesidades particulares”, asegura.