- Multimedia
- Servicios
- Participación

Desde Bera hasta el Tour de Francia, Gorka Prieto –nutricionista del UAE Teams Emirates, el equipo donde brilla Tadej Pogacar– ha recorrido un camino tan exigente como el de los ciclistas a los que acompaña. Este joven navarro de 35 años forma parte de la élite mundial de este deporte, donde gestiona tanto la alimentación como la recuperación de algunos de los mejores deportistas del planeta. Durante la entrevista, con motivo del ciclo Desayunosdnn, Gorka compartió su trayectoria, los valores que le guían y cómo la ciencia, la constancia y la humildad –tan propias en su tierra– han convertido su pasión en su profesión, a la que ha llegado con persistencia y esfuerzo.
¿Cómo te defines más allá de su faceta profesional?
Soy una persona muy sencilla, a la que le gusta estar en casa. Al viajar durante todo el año, muchas veces lo que más quieres es poder tener un rato en tu hogar. Además, soy un chico sencillo de un pueblo de Navarra que trabaja ahora, por casualidades de la vida, en el UAE Team Emirates.
¿Cómo fueron tus comienzos aquí en Navarra y de dónde nace su interés hacia la nutrición y el deporte?
Cuando tenía 18 años, empecé a estudiar Ingeniería Informática. Era una disciplina muy centrada en las matemáticas, la física y la química. Estuve tres meses y lo dejé porque no me llamaba la atención. No sabía qué hacer. Sin embargo, mi prima, que es un año mayor que yo, estaba estudiando Nutrición, así que decidí probar y me gustó. Se podría decir que ahora soy nutricionista por casualidades de la vida.
¿Cómo ha sido ese recorrido hasta llegar al UAE Team Emirates?
No fue un recorrido fácil. Terminé la carrera, monté una consulta, me fui a hacer un máster a Madrid y estuve trabajando. De hecho, hice las prácticas aquí en Navarra, en el centro Vitasport, que creo que todavía se mantiene. Después, estuve dos años con un equipo ciclista continental. Y recibí la llamada de Maxi. Le había mandado el currículum vitae hacía un año, y después me hicieron varias entrevistas hasta que me cogieron. Los comienzos nunca son fáciles, pero creo que ningún trabajo lo es. Por eso, mi recomendación para toda la gente que empieza es que tengan paciencia porque si trabajas, eres constante y tienes una pizca de suerte, todo puede llegar a pasar.
¿Cómo es el día a día en un equipo tan exigente, junto a deportistas tan laureados como Pogacar?
Muy fácil. Al final es más que un trabajo: es como una familia. Llevo seis años en el equipo y tenemos muy buena relación, tanto corredores como staff, directores o managers. Es un ambiente muy humano. Y trabajar con ellos también es sencillo: son chavales jóvenes, el más joven tiene 19 años y el mayor unos 34. Son gente muy amigable, muy fácil para trabajar.
¿Qué papel juega la nutrición en el rendimiento y la recuperación en pruebas como el Tour, las Clásicas o el Giro?
Tiene un papel muy importante. En los últimos cinco o siete años la nutrición ha evolucionado muchísimo dentro del ciclismo. Es una parte clave, al igual que el entrenamiento, la fisioterapia o la psicología. La recuperación y el rendimiento dependen en gran medida de una alimentación adecuada. Además, cada objetivo —Tour, Clásica, Vuelta— requiere una composición corporal y un peso ideal diferentes. La nutrición tiene un impacto muy importante.
¿Tus corredores obedecen o ponen algún “pero” a las indicaciones que les das?
No, no es que tengan que obedecer. Les damos una pauta, un plan a seguir, pero no es algo impuesto. Ellos mismos ven los resultados y lo piden. El equipo tiene una línea de trabajo muy clara y se cree mucho en la nutrición, desde los jefes hasta los propios corredores. No es una obligación, sino algo natural que todos valoran.
¿Cómo se vive una gran vuelta desde dentro, desde tu posición?
Se viaja muchísimo, es una vida nómada. Cambiamos casi cada día de hotel y de localidad. Por la mañana pesamos a los corredores, valoramos hidratación, y luego vamos al desayuno, donde cada uno tiene un plan según el tipo de etapa y su rol en el equipo. También cambiamos las comidas post-etapa según el esfuerzo. Es un trabajo interesante, pero intenso: te levantas pronto y te acuestas tarde, todo el día de un lado para otro.
¿Qué valores te guían a la hora de trabajar con deportistas de tan alto nivel?
Ser trabajador y sincero con ellos. Decirles la verdad sobre su estado y los objetivos de temporada. Y trabajar bien con el resto de compañeros, porque somos un equipo multidisciplinar.
Hablando del deporte base, ¿qué importancia tiene la educación nutricional en los jóvenes, también aquí en Navarra?
Mucha. En los jóvenes hay que enseñar más que imponer dietas. Aquí en Navarra, en categorías base de ciclismo, fútbol u otros deportes, habría que dar charlas y enseñarles a ser conscientes de lo que comen y cómo afecta a su salud.
¿Crees que se está haciendo suficiente educación nutricional?
Sí, cada vez hay más nutricionistas y se tiene más en cuenta. En los últimos años se ha profesionalizado mucho y cada vez más clubes lo integran. Hay que seguir así y educar desde pequeños.
¿Qué mitos o errores ves todavía en torno a la nutrición deportiva?
Muchos. Algunos dicen que los carbohidratos no son buenos; otros, que son la panacea. En la nutrición deportiva hay mucha desinformación por sobreinformación: Ahora cualquiera puede abrir una cuenta en redes y dar consejos, muchas veces erróneos. Por eso, es importante acudir a profesionales titulados que puedan guiar correctamente.
¿Cómo se mantiene una relación sana con la alimentación en entornos tan competitivos?
Tenemos la suerte de contar con una gran estructura. Tenemos nuestro propio camión cocina y chefs que viajan con nosotros. Los corredores comen muy bien, incluso mejor que en casa. Hay mucha variedad y eso evita la monotonía o la sensación de restricción. Tienen un abanico muy amplio de opciones, así que la relación con la comida es excelente.
Trabajar con figuras como Pogacar debe generar presión. ¿Cómo la gestionas?
Siempre hay algo más de estrés, sobre todo en carreras como el Tour. Al final, es el mejor ciclista de la historia, y eso genera responsabilidad. Pero él es un chico muy tranquilo, humilde y relajado. Es tan sencillo que trabajar con él resulta muy fácil.
¿Qué has aprendido de los ciclistas con los que trabajas, más allá del deporte?
Muchísimo. A nivel profesional, ellos te enseñan más de lo que imaginas: la práctica es diferente de la teoría. Y a nivel humano, he aprendido que las superestrellas pueden ser muy cercanas. Tengo una excelente relación con casi todos los corredores.
¿Qué papel juegan la confianza, la humildad y el trabajo en equipo, valores tan presentes en Navarra?
Creo que es parte de nuestra identidad. En Navarra y la CAV tenemos un carácter muy parecido: honestos, trabajadores y cercanos. Son valores que se reflejan también en el deporte y en el trabajo en equipo.
¿Cómo te imaginas el futuro de la nutrición deportiva?
Cada vez será más personalizada. No hay una verdad absoluta ni una dieta universal. Se va a tender a individualizar más las pautas según muchos factores que aún son difíciles de medir o cuantificar.
¿Qué retos o proyectos te motivan ahora?
Seguir en el equipo, seguir desarrollando el área de nutrición y ampliar con nuevas herramientas. Estamos implementando un software para mejorar la gestión nutricional y me gustaría terminar el doctorado el próximo año.
¿Ese software incluirá inteligencia artificial?
Sí, es la tendencia: integrar nutrición y tecnología para hacerla más precisa y personalizada. Incluso con pruebas genéticas para ver cómo afecta cada nutriente a cada persona. Como pasa con otros ámbitos, la tecnología servirá para obtener mejores resultados y más precisión.
¿Qué mensaje te gustaría dejar sobre el cuidado, el esfuerzo y la pasión por lo que uno hace?
Hay que ser constante y esforzarse por lo que uno quiere. Si te esfuerzas, eres constante y trabajas, los resultados llegan. La suerte también se busca: con persistencia y trabajo, todo termina llegando.