Ana Cristina Guerra: “Tengo el privilegio de haber venido a trabajar contenta hasta el último día”
vecina de Mutilva, dice adiós al Hospital Universitario de Navarra tras casi cuatro décadas dedicadas con vocación a la sanidad pública
Ana Cristina Guerra Lacunza, vecina de Mutilva de 66 años, es una de las 123 profesionales del Hospital Universitario de Navarra (HUN) que se jubilan este año. Lo hace feliz, después de 38 años trabajando con vocación por la sanidad pública navarra, concretamente en el Servicio de Digestivo del HUN.
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“Tengo el privilegio de haber venido a trabajar contenta hasta el último día. Entiendo que eso no es lo habitual y comprendo que la gente que esté quemada en su trabajo se quiera jubilar, pero en mi caso he estado feliz hasta el final”, explica mientras sujeta el obsequio con una amplia sonrisa y un intenso brillo en sus ojos azules.
“He estado el último mes llorando y he sufrido mucho con terminar mi profesión. Le he robado tiempo a mi familia, pero entiendo que ellos también lo han valorado. Ahora me doy cuenta de que la vida es algo más que el trabajo y que me toca empezar otra etapa en la que me tengo que dedicar más a mí misma y a la familia”.
Este cambio de vida llega después de 38 años de trayectoria profesional. Comenzó en 1987 realizando la residencia en el antiguo Hospital de Navarra. Al terminarla, trabajó durante unos meses en el Hospital Reina Sofía de Tudela, y, finalmente, recaló en el Servicio de Digestivo del ahora Hospital Universitario de Navarra (HUN), donde se especializó en tumores gastrointestinales, impulsando, junto a su equipo, el programa de detección precoz del cáncer de colon en Navarra. “Estoy muy orgullosa de todo lo que he hecho”, remarca.
Sobre la situación de la medicina en la actualidad, confiesa que va un poco a peor. “Creo que hay que darle una vuelta a todo para que mejore. He vivido unos tiempos muy buenos, con menos recursos pero con mucha ilusión. Y ahora se han perdido esas ganas y la gente está muy quemada. En Digestivo no es tanto por la falta de personal, sino por el conjunto del trabajo. Y eso que en Navarra estamos mejor que en otros sitios sin ninguna duda. Pero siempre hay que mejorar y recuperar esa pasión por el trabajo que tenemos porque para mí es la mejor profesión que existe”.
“Creo que sí que hay relevo generacional. Por eso es importante educar a los residentes con la misma ilusión que nosotros hemos tenido, aunque entiendo que son otros tiempos y que es diferente. Tenemos que intentar inculcarles esa ilusión para que sigan con nuestra trayectoria”.