Consultorio de nutrición | Pan e hinchazón abdominal: cómo reducir sus efectos
El farmacéutico y nutricionista Javier Fernández Ligero responde a las dudas de los lectores con un enfoque práctico y accesible
El pan puede provocar hinchazón y gases en muchas personas, una afirmación que el nutricionista Javier Fernández Ligero (@nutriligero) contextualiza dentro del estilo de vida actual.
Se trata de un alimento rico en hidratos de carbono y, en la mayoría de los casos, elaborado con harinas que contienen gluten, un componente que no todas las personas toleran igual. El problema no es únicamente el pan en sí, sino la forma en la que suele consumirse en el día a día, generalmente en momentos de baja actividad física y en entornos sedentarios como el trabajo de oficina o las comidas rápidas.
Cuando el pan se ingiere en estas circunstancias, se producen picos de glucosa que el organismo no siempre gestiona de manera eficiente. Esta respuesta metabólica favorece un contexto inflamatorio que se manifiesta a nivel intestinal con sensación de pesadez, acumulación de gases, hinchazón abdominal o incluso estreñimiento. En algunas personas, esta inflamación también se traduce en retención de líquidos, lo que genera una percepción de aumento de peso que no siempre está relacionada con la grasa corporal, sino con una mayor acumulación de agua y procesos inflamatorios.
Conviene prestar atención a la calidad del pan
Para quienes disfrutan especialmente del pan, el nutricionista aconseja prestar atención tanto a la calidad como al momento de consumo. Optar por panes elaborados con harinas más complejas, como el centeno o la espelta, o incluso versiones sin gluten, puede facilitar la digestión y reducir los síntomas. Además, integrar el consumo de pan alrededor de una actividad física resulta clave, ya que el ejercicio ayuda a que la glucosa se utilice como fuente de energía en lugar de almacenarse, lo que modula la respuesta insulínica y reduce el impacto inflamatorio.
De este modo, el pan puede tener cabida dentro de una alimentación equilibrada si se consume con criterio, atendiendo al tipo de pan elegido y al contexto en el que se incluye, evitando así los efectos digestivos adversos que muchas personas experimentan en su día a día.