La muerte de Carlos Vicente Cillero, montañero de Sarriguren de 52 años que perdió la vida este sábado al caer en la escupidera de Monte Perdido, en el parque nacional de Ordesa, ha dejado un dolor terrible entre la familia y amistades de un hombre del que recuerdan que "era un pedazo de pan, con un carácter encantador y siempre con buenas palabras. Era una bellísima persona, aunque parezca que siempre se dice lo mismo, en este caso es más cierto que nunca", describen sus amigos del grupo Sarriguren Txirrindulari Taldea, una grupeta que forman 90 aficionados al ciclismo del valle de Egüés que suele realizar tres salidas por semana y donde Carlos era una de las almas del equipo. "Estaba siempre dispuesto a todo, era muy activo y de hacer planes".
El vecino de Sarriguren, en cuya localidad de residencia se han decretado dos días de luto, estaba casado, tenía dos hijas y procedía de Etxabakoitz, donde conservaba un importante lazo de amistades. Su familia tenía un importante compromiso e implicación con los movimientos sociales y las inquietudes del valle de Egüés.
Si algo destacaba de Carlos era sus dotes incansables para la actividad deportiva. No era solo un gran aficionado a la práctica del ciclismo, sino que también el pádel, las salidas al monte donde también era un experimentado deportista y los paseos por la costa de Biarritz en la furgoneta con su pareja eran otros de sus refugios. Igualmente le gustaba mucho escuchar música alternativa como Sidonie o El Columpio Asesino. En la cuadrilla recuerdan que se le conocía como 'Karde' apodo que aún conservaba porque en su infancia le gustaba cazar cardelinas (jilgueros).