La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado de conformidad a dos años de prisión a un hombre de 27 años, vecino de Pamplona y de origen paquistaní, por un delito de agresión sexual cometido contra un menor de 13 años en el interior de los baños de un kebab situado en el barrio de la Rochapea de Pamplona.

El acusado carece de antecedentes penales y reconoció haber cometido los hechos como es propio de una sentencia de conformidad entre la Fiscalía, la acusación particular y su defensa. Se le suspenderá la pena de prisión y por tanto no será encarcelado si respeta las medidas de seguridad que le han sido impuestas.

De esta forma, estará inhabilitado durante cinco años para cualquier profesión u oficio que conlleve contacto regular y directo con personas menores de edad, tendrá libertad vigilada durante tres años e igualmente deberá cumplir una orden de alejamiento de 200 metros durante cuatro años respecto a la víctima, así como la prohibición de establecer comunicación con el joven. El procesado tuvo que depositar antes del juicio una cantidad económica para resarcir el daño moral causado a la víctima.

OCURRIÓ EL PASADO MES DE JUNIO

Los hechos se produjeron sobre las 21.00 horas del 29 de junio de 2023 cuando el menor, de 13 años, después de que no le dejaran acceder a un baño de la cafetería de un hotel de la avenida Marcelo Celayeta, se dirigió a dicho establecimiento de comida rápida. Tras salir del aseo, preguntó el precio de algún producto cuando al frente del local se encontraba el acusado, empleado en dicho establecimiento, y sin que hubiera más personas en el interior del local.

De esta forma, “con ánimo lascivo”, refleja la sentencia, “se puso cerca del menor y, a sabiendas de que tenía menos de 14 años, le indicó que le acompañase de nuevo al baño donde cerró la puerta y le dio un beso. Además, se bajó los pantalones y le instó a que le hiciera una felación. Sin embargo, en ese momento entraron unas clientas al local y ambos abandonaron el baño y el chico se fue de allí rápidamente y asustado. Al día siguiente, cuando el menor paseaba por una calle, cerca del entorno del local en compañía de una amiga, el acusado le hizo gestos llamándole, pero el chico continuó su camino sin detenerse en el lugar.