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La jueza aprecia que el autor del crimen de San Juan pudo actuar con alevosía

Antonio Mayol, de 64 años, asestó una cuchillada en el abdomen a Francisco Celaya, de 71/ El posible detonante pudo ser un ataque de celos por una mujer que convivía en el piso

Vista este martes por la mañana del Portal 10 de la calle Monasterio de Iranzu del barrio de San Juan, donde ocurrieron los hechos.Javier Bergasa

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El Juzgado de Instrucción número 5 de Pamplona, en labores de guardia, dictó ayer el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Antonio Mayol Canellas, detenido este martes por la Policía Municipal de Pamplona y acusado de homicidio doloso por la muerte de Francisco Celaya Zazu, de 71 años, en un domicilio que ambos compartían en el barrio de San Juan.

El hombre detenido, vecino de Pamplona de 64 años y que contaba con antecedentes policiales, asestó una profunda cuchillada en el abdomen a su víctima tras una discusión. La jueza considera que puede existir la agravante de alevosía y que los hechos sean considerados como constitutivos de un delito de asesinato por razón del "ataque sorpresivo a la víctima", que no esperaba la reacción del encausado y que le fuera a agredir con un cuchillo.

El auto de prisión también dice que existen indicios de la comisión del delito por la declaración de los testigos y considera que debe ser enviado a prisión para asegurar la presencia del investigado en el proceso, atendiendo a la gravedad del delito que se le imputa y de las penas a imponer (10-15 años en el caso de homicidio).

Fue el propio autor de los hechos el que avisó al 112 de SOS Navarra de lo sucedido sobre las 0.30 horas y fue arrestado en el propio domicilio, situado en el portal número 10 de la calle Monasterio de Iranzu. Al parecer, según relatan varios conocidos del barrio, había adquirido dicho cuchillo ese mismo día y les había anunciado que quería matar a su compañero, con el que mantenía desavenencias porque decía que le quitaba dinero y comida

El homicidio ha tenido lugar en el portal 10 de la calle Monasterio de Iranzu.

Sin embargo, según fuentes conocedoras del caso, el crimen obedecería a una cuestión de celos, puesto que había una mujer que solía frecuentar el domicilio donde ocurrieron los hechos y que mantenía contacto con los dos hombres. Por tal motivo, aunque no se trataba de ninguna relación estable, eran frecuentes los enfrentamientos por este motivo y no era la primera vez que la Policía Municipal de Pamplona acudía a dicho domicilio por una cuestión de este tipo. Los vecinos del bloque también relataron que las disputas entre ambos eran habituales y en ocasiones también eran derivadas por el consumo abundante de alcohol.

Tras el apuñalamiento mortal el propio autor de los hechos, con antecedentes policiales y denunciado antes por la víctima, confesó el crimen ante los investigadores y fue trasladado a dependencias de la Policía Municipal. Agentes de la Brigada Provincial de Policía Científica de la Policía Nacional realizaron la inspección ocular.

Vista del barrio de San Juan y del lugar del suceso.

La víctima nació en una numerosa familia en el Casco Viejo y fue cartero

Los vecinos del bloque de pisos del número 10 de la calle Monasterio de Iranzu donde ocurrió el crimen en la medianoche del pasado lunes recordaban ayer que en el bajo en el que convivían la víctima y el fallecido eran frecuentes las disputas y los gritos y que hubiera tránsito de distintas personas por dicho domicilio.

La Policía Municipal de Pamplona ya había acudido en alguna ocasión al inmueble, también con motivo de los celos que provocaba en el autor de los hechos que una mujer conviviente en el lugar tuviera también relación con la víctima. No llevaban demasiado tiempo viviendo juntos. Al detenido, Antonio Mayol, conocido como Pelón por su largo cabello, le constaban antecedentes policiales previos. Frecuentaba varios bares del barrio de San Juan. En ocasiones solía pedir limosna en el paseo Sarasate, en la esquina con la calle Navas de Tolosa. También había estado viviendo alquilado en San Jorge. El fallecido, Francisco Celaya Zazu, al que conocían como Patxeko, nació en el casco viejo de la capital navarra. Pertenecía a una familia numerosa y tenía una hija. Vivía de alquiler en el piso y había trabajado como cartero de Correos durante años y también vivió un tiempo fuera, según vecinos.