Los dos policías forales que salvaron la vida de un hombre de un atragantamiento en Pamplona esta semana, Miguel Riaño y Sergio Campo, de 42 y 46 años, acudían a la oficina de atención al ciudadano en la Plaza del Castillo el pasado martes, sobre las 20.10 horas, cuando una mujer se les acercó y les alertó de la situación de máxima urgencia vital. “Nos dijo que había un hombre que se estaba atragantando en la terraza de un bar”.

Al llegar al lugar, los agentes pertenecientes a la División de Prevención del Cuerpo autonómico encontraron a un varón “semisentado, semiinconsciente”. “Los testigos nos dijeron que el hombre se había atragantado. En la misma mesa había tres personas más con él, entre ellas su cuidadora”, recuerdan.

Los dos policías forales aplicaron entonces el protocolo y las enseñanzas recibidas en primeros auxilios por parte de la Cruz Roja para reanimar al hombre, de 70 años. “Entre los dos hicimos las maniobras de Heimlich durante más de dos minutos. Nos fuimos relevando y mientras uno hacía las compresiones, el otro daba los golpes en la espalda de forma simultánea”, explican.

En un momento dado, “el que hombre empezó a realizar pequeños vómitos, pero seguía inconsciente. Volvimos a relevarnos y entonces empezó a respirar. Le acercamos una silla y empezó a recuperar la consciencia”, comentan los agentes con alivio.

Instantes después llegó una ambulancia y los agentes informaron a los sanitarios de lo que había ocurrido. “Lo introdujeron en la ambulancia, comprobaron sus constantes vitales y vieron que todo estaba bien. Al poco tiempo, llegó un familiar que se hizo cargo y el hombre ya se había recuperado”, indican.

El personal sanitario felicitó a los policías “porque le habíamos salvado la vida. Nunca nos había tocado una situación así y piensas muchas cosas, que lo sacas, no lo sacas, no te rindes y sigues haciendo las maniobras hasta conseguir que respire, porque el tiempo pasa muy rápido. Conseguir salvar una vida es de lo más satisfactorio que puedes hacer en nuestro trabajo”, aseguran.

En este sentido, añaden que “para eso estamos los policías todos los días en la calle, para servir al ciudadano, para protegerle y ayudarle. Hoy nos ha tocado a nosotros, pero todos los agentes de la Policía Foral y de otros cuerpos policiales estamos en la calle para eso”, recalcan.

Ambos policías consideran que los cursos de primeros auxilios “deberían potenciarse y enseñarse a todas las personas unas nociones básicas. En concreto, los hosteleros deberían tener formación, porque les tocan estas situaciones muy de cerca. Pero también cualquier ciudadano, por solo una mínima parte de la sociedad que tiene formación en primeros auxilios y el día que te toca puedes salvar una vida”, concluyen.